
Ni Montclar ni Sitges: el pueblo más bonito de Barcelona tiene un salto de agua de 100 metros y un castillo del siglo XI
En España hay lugares únicos para disfrutar de la temporada estival con una escapada o un viaje express. Si pensamos en Barcelona a muchos nombres que se nos vienen a la cabeza lugares como Montclar, con el sello de pueblo con encanto nombrado por la Agencia Catalana de Turismo de la Generalitat de Cataluña, Sitges, con sus zonas costeras y su famoso festival de cine de terror, Cardona, con su imponente castillo y minas de sal, o Talamanca, en pleno Parque Natural de Sant Llorenç.
Sin embargo, hay un rincón que pasa desapercibido por muchos turistas y de verdad que merece una visita en cualquier época del año.

1. Rupit i Pruit
Se trata de Rupit i Pruit en la comarca de Osona. Quien haya estado en este rincón del Prepirineo catalán puede dar fe de su belleza como una de las joyas medievales que mejor ha conservado su esencia a lo largo de los siglos.

2. Sus orígenes
Situada a 100 kilómetros de Barcelona, este núcleo urbano está formado por Rupit y Pruit, unidos finalmente en 1977. Sus orígenes, como muchos otros lugares de España, comienza en la Edad Media, cosa que se aprecia paseando por sus empedradas calles y observando sus casas de piedra del siglo XVI y XVII con balcones llenos de flores.
Rupit fue el núcleo más importante de la unión actual del municipio, ya que Pruit fue un pequeño asentamiento rural agrícola. Se caracteriza por estar rodeado de un entorno natural privilegiado: la Sierra de Collsacabra, acantilados, bosques frondosos y saltos de agua completan un paisaje único.

3. Sus tesoros
El puente colgante de madera que cruza el río Rupit es uno de los símbolos del pueblo y puerta de acceso para el encantador casco urbano, declarado Conjunto Histórico-Artístico.
Pasado este umbral se pueden apreciar lugares como la iglesia barroca de San Miguel, levantada en el siglo XVII sobre una construcción románica anterior, o los restos del castillo de Rupit, una fortificación del siglo XI que corona una pequeña colina desde la que se puede observar todo el valle.

4. Historia culinaria
La gastronomía también juega un papel fundamental en la visita. Platos como el trinxat, la escudella o los canalones caseros se pueden degustar en los restaurantes familiares del pueblo con una cocina de proximidad que sigue recetas tradicionales.
Aunque si se quiere optar por algo más fresco, restaurantes como el mirador del Pont ofrecen menú especial. Este local, abierto por una familia argentina, cuenta con platos como la parrillada de carne y opciones vegetarianas en un precio que va de los 15 a los 25 euros.

5. Un entorno privilegiado

6. Cómo llegar a Rupit i Pruit
Para llegar a Rupit i Pruit desde Barcelona, se puede tomar la carretera C-17 hasta Vic, y desde allí continuar por la BV-5207.
El trayecto en coche dura aproximadamente dos horas.
Desde Girona, el acceso es cómodo, en un trayecto de una hora y media, pasando por Olot o Sant Esteve d'en Bas, dependiendo de la ruta.