Más bella y menos hinchada: la universidad de Harvard halla el modo de acabar con la inflamación crónica
Comer bien, sin modas ni extremos

1. Comer bien, sin modas ni extremos

Una de las primeras recomendaciones se refiere a la alimentación. Frente a la avalancha de dietas supuestamente “antiinflamatorias”, Harvard sugiere volver a lo básico: frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y pescado graso. Al mismo tiempo, se deben evitar azúcares añadidos, harinas refinadas, grasas trans y productos ultraprocesados.

Entre los modelos alimentarios más efectivos destaca la dieta mediterránea, rica en aceite de oliva virgen extra, pescado azul, vegetales frescos y frutos secos, por su demostrado efecto protector frente a la inflamación y las enfermedades degenerativas.

Moverse con sentido común

2. Moverse con sentido común

No se trata de convertirse en un atleta de élite. Bastan 150 minutos de actividad física moderada a la semana —caminar a paso rápido, nadar, montar en bicicleta— para notar una disminución de los marcadores inflamatorios. El sobreentrenamiento, advierten los expertos, puede ser incluso contraproducente. El equilibrio, una vez más, es la clave.

Controlar el peso, especialmente la grasa abdominal

3. Controlar el peso, especialmente la grasa abdominal

La acumulación de grasa visceral, aquella que rodea los órganos internos, es una de las principales fuentes de citoquinas inflamatorias. Para reducirla no hacen falta dietas milagro: disminuir los azúcares simples, mejorar la sensibilidad a la insulina y moverse con regularidad puede marcar una diferencia significativa.

Dormir bien para sanar

4. Dormir bien para sanar

El descanso nocturno es mucho más que un alivio para el cansancio. Dormir mal —o poco— eleva los niveles de interleucina-6, una proteína relacionada con la inflamación. Harvard recomienda aplicar buenas prácticas de higiene del sueño: cenar temprano, evitar pantallas antes de acostarse, mantener horarios regulares y crear un ambiente propicio para el descanso profundo.

Decir adiós al tabaco

5. Decir adiós al tabaco

Pocas cosas inflaman tanto como el humo del cigarrillo. Lo esperanzador es que, según el informe, bastan cuatro semanas sin fumar para empezar a reducir los niveles de inflamación. Harvard ofrece también estrategias para dejar el tabaco, incluso para quienes han intentado sin éxito en el pasado.

Moderar el alcohol, no demonizarlo

6. Moderar el alcohol, no demonizarlo

El consumo excesivo de alcohol promueve la inflamación, pero el informe matiza: en cantidades moderadas, el vino tinto, por ejemplo, puede tener cierto efecto protector. La clave está en la medida: no más de una copa diaria para las mujeres y dos para los hombres, y siempre con sentido común y supervisión médica.

Gestionar el estrés, una urgencia silenciosa

7. Gestionar el estrés, una urgencia silenciosa

El estrés crónico activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, elevando los niveles de cortisol, la “hormona del estrés”, que a su vez dispara la inflamación sistémica. Las técnicas de relajación como el mindfulness, la meditación, la respiración consciente o incluso establecer pausas a lo largo del día, pueden ser herramientas poderosas para restaurar el equilibrio interno.


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