Como mantener el hígado limpio para que esté saludable y bien cuidado
Beber agua
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1. Beber agua

Lo recomendable es beber entre 1,5 o 2 litros diarios. Al beber agua, el cuerpo se mantiene hidratado y se depura, se disuelven los nutrientes, se facilita la circulación sanguínea y la secreción de bilis. En resumen, es importante para expulsar toxinas y desechos del cuerpo.  

Comer frutas y verduras
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2. Comer frutas y verduras

Para inhibir de la acción de los radicales libres y las moléculas vinculadas a desarrollar enfermedades gracias a sus antioxidantes, las mejores frutas y verduras más ricas en estos son la cebolla, el ajo, el aguacate, los espárragos, la manzana y la papaya. En cambio, para estimular la producción de enzimas que contribuyen a eliminar toxinas del cuerpo, se recomienda el brócoli, col, coliflor, rábano o rúcula.  

Tomar cereales integrales
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3. Tomar cereales integrales

Estos contienen fibra y micronutrientes que ayudan a mejorar el funcionamiento del hígado y al metabolismo de los lípidos hepáticos. Gracias a su consumo se previenen enfermedades como el hígado graso. Para lograr estos efectos, los mejores cereales son la avena, el arroz y la harina integral.  

Evitar grasas saturadas
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4. Evitar grasas saturadas

Se deben de cambiar por grasas saludables como el Omega 3 y tomar alimentos como frutos secos, mariscos, vegetales verdes y pescados grasos que ayudan a la función del tejido adiposo y a metabolizar los lípidos hepáticos. Las grasas saturadas se relacionan con enfermedades hepáticas.  

Realizar ejercicio físico
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5. Realizar ejercicio físico

Al practicarlo se consiguen beneficios para el hígado y mejora enfermedades como el hígado graso.  

No seguir dietas estrictas
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6. No seguir dietas estrictas

Las dietas que se basan en solo comer un grupo de alimentos o cambiarlos por suplementos son perjudiciales para la salud ya que así el hígado no se limpia y pueden surgir afecciones.  

Vigilar los medicamentos que se toman
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7. Vigilar los medicamentos que se toman

Algunos fármacos recetados tienen efectos secundarios perjudiciales para el hígado. Los analgésicos de venta libre, destacando los que tienen acetaminofén, se vinculan con fallos hepáticos, mientras que los antibióticos pueden ser peligrosos. Sobre todo, hay que tener cuidado al mezclarlos con alcohol.  


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