Fútbol

Marchena desvela el secreto mejor guardado de la final del Mundial de Sudáfrica

  • Cuenta cómo se metió en el campo para que Holanda no sacara tras el 1-0
  • Todos los jugadores de España andaban celebrando el gol fuera del campo
  • Holanda pudo haber sacado rápido y haber marcado el empate a uno
Marchena levanta la Copa de campeones del mundo en 2010. Imagen: Reuters

El gol. Su euforia no se puede explicar. Tampoco la felicidad de marcarlo. Esa alegría por festejarlo. Pocas cosas iguales en la vida. En España hubo uno por encima de todos. El de Iniesta en Sudáfrica fue el sumun. No hubo nadie que no lo alentase dentro de nuestras fronteras. Tampoco en aquel equipo que bordó en el pecho de 'La Roja' la estrella de campeones. Sus miembros se lanzaron corriendo a abrazar a Iniesta en el córner del Soccer Citty. Sólo uno se fue en dirección opuesta.

Corrió feliz, sí, pero preocupado también. Era Carlos Marchena, suplente en aquel choque en Johannesburgo ante los Países Bajos. El andaluz no se unió a sus compañeros en aquella carrera frenética para abrazar al pequeño Andrés. Se marchó hacia el campo de España. Hacia el lado del terreno de juego en el que debían regresar los jugadores para reanudar el partido.

Marchena okupó (con k) el lado del terreno de juego español. Ahí, en chandal, con los holandeses y el árbitro, Howard Webb, como únicos testigos. Un trencilla que, con un suplente metido en el campo, no podía dar autorización a que Holanda sacase. Ése era el truco de Marchena.

Su objetivo era blindar el 1-0 que acababa de marcar Iniesta con una pillería de barrio, de esas que vivió en Las Cabezas de San Juan, su pueblo sevillano. Un truco de niño avispado imbuido en el cuerpo de un tío de 31 años.

Con toda España fuera del césped (sólo Casillas permanecía dentro de los márgenes del terreno de juego), los 'oranje' podrían haber sacado de centro sin problema alguno y haber montado un ataque para marcar el empate.

El reglamento lo permite. Siempre que los jugadores contrarios no estén en el lado del enemigo, el equipo que acaba de encajar un gol puede sacar sin problemas.

Hasta ahora era su secreto mejor guardado, pero ayer, en un acto promocional de la compañía de seguros Pelayo, usando unas imágenes exclusivas de la FIFA, se mostró que, como se ve en la foto que acompaña a este texto, el central usó su veteranía para evitar un gol trágico. Quien sabe si con aquel gesto salvó el título para España.

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