
Leo Messi es un tipo retraído de gustos extraños. Solo así se explica que de los (muchísimos) goles que ha marcado a lo largo de toda su carrera, sus íntimos cuenten que para él, para 'La Pulga', su favorito no fuera con el pie, sino con la cabeza. Lo marcó al Manchester United en la final de la Champions League que se disputó en Roma. Hoy (aquí puede consultar horario y cómo verlo) el equipo de aquella ciudad reta al 'D10S' del Barça con las dudas de su estado físico lastrando su presencia en el Camp Nou.
Messi anda tocado. Eso en Barcelona equivale a dosis altas de pánico, ya no sólo por su rendimiento inmediato (que también) sino por el horror de imaginarse a Leo lesionado y su equipo jugando sin él. El sábado, ante el Sevilla, ya se vio lo que puede ser el Barça sin su futbolista estrella. Un buen equipo. Sólo eso. Con Messi alcanza la dimensión de bloque temible. Y lo hace casi sólo con su presencia. Sin necesidad de jugar.
Hoy, que nadie lo dude, estará en el once de Valverde. Saldrá de inicio pese a sus problemas musculares y reinará en los suyos guardándose al máximo sus condiciones físicas. Corriendo lo justo y necesario para ganar el partido. Así de simple.
Le ayudará a no multiplicar esfuerzos Sergio Busquets, el otro malherido que acapara la atención de Valverde. Dice el 'Txingurri' que está para jugar, así que el Barça ya tendrá quien le ate las costuras a su medular y barra las miserias que dejan sus compañeros. En el Pizjuán nadie cogió la escoba y el resultado fue una amenaza constante de goleada que no lo fue por obra y gracia de Messi.
Uno y otro estuvieron en aquella final de Roma. La del gol favorito de Messi. Con el que levantó una orejona que el argentino echa de menos. No la levanta desde 2015. Demasiado tiempo para el 'D10S' del Barça.