
Cuando Andrey Shevchenko sacó de aquel bombo moderno las pelotitas de la Champions que incluían los nombres de Real Madrid y Juventus de Turín, un extraño escalofrío de doble filo recorrió la espalda de españoles e italianos. Bipolaridad balompédica. Euforia y pánico a partes iguales. Unos y otros acogieron con optimismo y terror el emparejamiento de cuartos de final basándose en razones que en el rival provocaba el efecto contrario. Así es el fútbol y sus vasos comunicantes.
En el Piamonte la tristeza estaba regada por las amargas lágrimas derramadas en las dos finales recientes que han disputado los juventinos frente al Madrid. La de 1998 dolió porque eran los favoritos. Mijatovic y su mítico gol les arrebató la 'orejona'. La de 2017 (hace un suspiro), porque fue una humillación sin contemplaciones. El 4-1 de Cardiff aún escuece.
Sucede, sin embargo, que lo que se juega desde mañana (aquí puede consultar el horario y en qué TV verlo) no es una final. Es una eliminatoria. Y ahí el pánico pasea por los alrededores de la Castellana. Como las mocitas madrileñas.
La bestia 'bianconera'
Obsesionado con el Bayern de Múnich, la realidad dice que, en relación de efectividad, la Juventus es mucho más bestia negra (o 'bianconera') del Real Madrid que los germanos. Porque con los bávaros en las últimas ediciones el equipo más laureado de Europa ha sido capaz de salir victorioso. Pero con la 'Vecchia Signora' no ha habido tanta suerte. Más al contrario.
Los cuatro últimos enfrentamientos del Real Madrid con los bianconeri en eliminatorias europeas cayeron siempre del lado transalpino. A saber: en 1996, 2003, 2005 y 2015 la sonrisa siempre fue 'sorriso'. Siempre en italiano.
Para ver al Madrid tumbando a la Juve hay que remontarse a 1987, esto es, hace 31 años. La maldición, desde entonces, perdura y amenaza con eliminar también ahora a los de Zidane.
De Raúl contra Vierchowood a Morata y su perdón
Hoy El País hace repaso de todas ellas. La primera, la de 1996, fue en cuartos de final y se hizo famosa porque supuso el bautismo de Raúl en las grandes noches europeas. El '7' (entonces '17') marcó a pase de Laudrup el gol con el que los merengues vencieron en la ida por 1-0.
También dejó para el recuerdo su foto encarándose con Vierchowod, un veterano defensa que por entonces peinaba canas. Pero sus 36 años y su pinta de gorila sacado de Rocky no amedrentó a aquel chaval de 18 años, tan enclenque como envalentonado.
En la vuelta la estrella emergente no pudo evitar la derrota de por 2-0. El Real Madrid, entrenado por Arsenio Iglesias, llegó cuajado de bajas y aún así pudo pasar a semis de no haber sido por que Luis Milla falló un claro remate que se fue lamiendo el palo por poco.
El patrón de los dos siguientes duelos fue similar. En 2003 y 2005 también ganó el Real Madrid en la ida (siempre en el Bernabéu), pero cayó en la vuelta. En el primer duelo, por 3-1 después de que Figo fallara un penalti con 2-0. En el segundo, el resultado final fue 2-0. Lo selló Zalayeta en la prórroga.
Diez años más tarde, en 2015, esta vez con la vuelta en Madrid, fue una astilla del palo madridista la que tumbó a Ancelotti y sus chicos. Álvaro Morata cumplió la maldición de los ex que antes ya había inaugurado Morientes y tumbó al Madrid marcando en la ida y, sobre todo, en la vuelta. Aquel empate a uno en Concha Espina le abrió las puertas del regreso.
Fue el último capítulo de esta novela entre dos gigantes que vuelven a retarse con el pánico y la euforia pugnando en sus emociones, tratando de resolver antes de que ruede el balón si se repetirá la maldición de la 'Vecchia Signora' o si se impondrá la contundencia de las finales madridistas.