
En su respuesta al Gobierno español, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha dejado en el aire la posibilidad de hacer efectiva la declaración de independencia de Cataluña si se aprueba la aplicación del artículo 155 de la Constitución. El país asistiría, así, a una nueva situación que afectaría a todos los campos y todas las esferas. El fútbol también se incluye en esto, y tiene ya un precedente por el que mira, de reojo, a todo lo que pase en la región catalana.
Tal y como recoge el periodista Miguel Ángel Lara en Marca, el fútbol español ya se vio obligado a parar en 1934 cuando el presidente de la Generalitat de por aquel entonces, Lluis Companys, declaró la independencia de Cataluña, que pasaría a regirse por una república federal. Era el seis de octubre y el Gobierno de la República mandaba al general Batet a reprimir el movimiento secesionista. La actividad en el país se paraba, también el fútbol.
De hecho, al día siguiente se debía jugar un Barcelona-Espanyol (de la liga superregional catalana, que junto a otras competiciones regionales se disputaba antes del comienzo de la Liga española, que comenzó en diciembre) que fue suspendido de inmediato, como pasó también con la mayoría de los duelos de esa jornada, salvo el Sevilla-Valencia y el Deportivo Logroño-Nacional de Madrid, en Sevilla y en Logroño, el día ocho. Otro derbi, el madrileño (Athletic de Madrid-Real Madrid), quedó anulado al no garantizarse las condiciones necesarias en materia de seguridad.
La Federación Española se reunió en Madrid el día nueve para decidir qué pasaba con la competición. El Ejército había derribado en solo un día la independencia catalana, pero la situación en Cataluña (también en Asturias, que ese mismo mes vivía una revolución obrera que obligó a una intervención militar y de la Guardia Civil) seguía siendo inestable.
El tenso derbi catalán
Con el paso de los días, se fueron cuadrando los partidos y lo que había sido un breve parón se superó con partidos añadidos para recuperar la jornada perdida. El duelo con mayor morbo fue, obviamente, el derbi catalán, que tuvo una batalla campal contra la policía en la previa y mucha tensión ya en el estadio, Las Corts. Era el 14 de octubre, ocho días después de la proclamación de Companys.
Para muestra, un botón: un defensa del Espanyol, Pérez, fue agredido cuando fue a buscar una pelota perdida en la grada y finalmente el encuentro tuvo que suspenderse. Cuando pudo reanudarse, el Barcelona se impuso por un claro 4-2.