
Al Santiago Bernabéu empieza a agotársele la paciencia con Gareth Bale. Anoche el Real Madrid debutó en Champions frente a un rival propicio para que el galés cogiera vuelos. Sin embargo, ante el Apoel de Nicosia, repitió otra vez un partido con muchos más grises que claros y el público merengue acabó dictando sentencia negativa con una nueva pitada al futbolista de Cardiff.
Esta vez los pitos tardaron en llegar. No fue hasta mediada la segunda mitad, cuando, tras un fallo en un remate, el público sacó a pasear sus abucheos por el mal rendimiento del hombre de los 101 millones de euros. Luego, cuando fue sustituido, los silbidos se repitieron, aunque esta vez estuvieron acompañados también de aplausos más sonoros que los pitos.
Esa parte del público que lo vitoreó trató de levantarle el ánimo pese a que no había sido su mejor partido. Y eso que comenzó bien. Suya fue la asistencia del 1-0 de Cristiano y, desde la izquierda, puso un buen puñado de balones peligrosos. Pero con la entrada de Kroos su posición pasó a ser más estática y centrada y ahí, como delantero naufragó hasta generar 'música de viento' en su contra. Para Bale, llueve sobre mojado.
En los primeros partidos de Liga, Bale ha sido silbado sistemáticamente por una afición que ve como Asensio lleva tiempo reclamando su puesto en el once. Antes Isco ya se lo 'robó' la temporada pasada. Ya casi nadie en la capital discute que el malagueño está por delante para formar parte del once de gala del vigente campeón de Liga y Champions.
Pese a la mala actuación de ayer, acorde al ritmo desdibujado de un Madrid sin motivación, Bale apunta a ser titularísimo frente a la Real Sociedad. Con Benzema, Cristiano, Marcelo y ahora Kovacic, todos lesionados, Zidane cuenta con el '11' como una de las pocas opciones netas de ataque.