El Real Unión, conjunto de Segunda división B, firmó la proeza en el estadio Santiago Bernabéu, para instalar la crisis en un Real Madrid, al que no sirvió de nada el recital de Raúl González, autor de tres tantos, ni la esperanzadora aparición de un canterano como Alberto Bueno.
El Real Madrid se despidió a las primeras de cambio de su primer título, la Copa del Rey, sonrojado ante un Segunda B, que prolongó su gafe en una competición que no gana desde 1993 y en la que encadena actuaciones más ridículas cada temporada.
Un histórico del fútbol español como el Real Unión, ahora instalado en el pozo de la Segunda B, tuvo ante las cuerdas en todo momento al Real Madrid, incrédulo e impotente, en un día en el que jugadores que debían reivindicarse ante Bernd Schuster, quedaron retratados.
El modesto salió a morder
La defensa de cinco hombres ahogó a un Real Madrid tan desquiciado en el primer acto como el argentino Fernando Gago. Su imprecisión en la manija condujo a su equipo a un juego sin patrón. Enfrente, el pequeño, tenía las cosas claras. Velocidad y pegada.
Juan Angel Seguro avisó de inicio, a los dos minutos, con un balón que rebotó en Cannavaro cuando iba camino de la red, y Abasolo puso a prueba los reflejos de Dudek. La prueba importante para jugadores menos habituales no solventaban los errores de un Real Madrid sin criterio, sin fe en defensa y previsible en ataque.
El Madrid no daba señales de vida
No daba señales de vida un Real Madrid, que vio pasar 32 minutos hasta que chutó a puerta y en semifallo de Raúl. Viendo el panorama el capitán se multiplicó. Ayudó en el centro del campo, para tocar con criterio y dar velocidad, y asomó siempre con peligro en ataque.
Un pase desesperado de Marcelo lo transformó en gol, aprovechando la salida en falso de Eduard. Su ímpetu le hizo quitarse los galones, pelear cada balón, y en uno de ellos en el centro del campo quedó 'tocado' para el resto del partido, al cometer una falta y acabar con un fuerte golpe en su pierna derecha.
El arreón final blanco dejó un disparo potente desde la frontal de Sneijder en una falta y la mala suerte aliada con Javier Saviola. En un día que tenía señalado para brillar, marcó en su primera oportunidad en posición legal, pero el colegiado interpretó que cabeceó a la red en fuera de juego tras el rechace de un disparo de Raúl.
La defensa blanca, un coladero
Nacía la segunda parte con un Real Madrid con defensa de circunstancia. Un fuerte golpe en el cuello dejó a Cannavaro en la caseta y la línea formada por Salgado, Metzelder, Javi García y Marcelo dejaba lugar a las dudas. Se aprovechó de ellas Manu, que con su pase en profundidad, rompió a Metzelder y dejó a Salcedo en un mano a mano con Dudek, que acabó en gol.
La afición del Santiago Bernabéu no era la habitual. Entradas a precios bajos y las invitaciones, evitaron que el aspecto de la grada fuera desolador y que la ilusión por ver un partido evitase la bronca. Así, sin fútbol, el Real Madrid apeló a la garra para remontar.
Inmediatamente Saviola, en su mejor acción, forjó la igualdad. Una pared con Sneijder y pase de gol a Raúl. Tenían 39 minutos por delante para remontar y por primera vez desde que llegó al Real Madrid, Bernd Schuster confió en la cantera. No le falló.
Golazo de Bueno
Llamaba a las puertas del primer equipo el máximo goleador del Castilla, Alberto Bueno. Salió fuera de su posición, escorado en la izquierda, pero con un descaro que recordó al debut de uno de sus ídolos, Raúl. Ocho minutos después de entrar recortó a un defensa y desde el vértice del área soltó un misil a la escuadra.
Ante la necesidad, Schuster tiró del nuevo ídolo, Gonzalo Higuaín, y el Bernabéu enloqueció. Raúl cerró su gran noche, firmando su tercer gol cuando buscaba el desmarque de Bueno, y se encontraba con su balón en la red a cuatro minutos del final.
Romo sentenció una noche negra para Schuster
Parecía la sentencia. Se vestía de salvador el capitán, como la pasada temporada lo hacía José María Gutiérrez 'Guti' para evitar la debacle ante el Alicante, pero el enésimo error de la defensa blanca remató una noche negra. Eneko Romo, al borde del final, aprovechaba la pasividad de la zaga, para cabecear a la red con Dudek haciendo la estatua.
A la desesperada, en el descuento, un balonazo de Raúl buscando la velocidad de Higuaín rozó el gol. Sacó la defensa del Real Unión cuando el balón entraba y se desató la fiesta de un modesto, que se vistió de grande, para sacar a relucir las carencias de un Real Madrid instalado en la mediocridad.