Gerard Piqué está escondido. El central del Barça lleva tiempo eludiendo cualquier tipo de exposición pública, bien sea real, bien sea virtual. Ayer, sin embargo, salió de esa 'reclusión' voluntaria para mostrarse en su versión más calmada, menos polémica y lo hizo, además, para tender la mano a Arbeloa.
Piqué estuvo presente en la entrega de unos premios a diseñadores de videojuegos en los que participaba su empresa. En declaraciones al diario Marca, Piqué estuvo comedido, casi retraído, centrándose solo en aspectos deportivos y eludiendo cualquier asunto que pudiera causarle líos o problemas posteriores.
Tal fue su grado de calma que incluso se ofreció a cenar con Arbeloa después de su largo y tenso intercambio de mensajes en las redes sociales. "He cenado muchas veces con él. He coincidido en concentraciones y no hay ningún problema", comentó.
No se mostró tan displicente cuando le cuestionaron por los dardos de Guti también a través de Twitter cuando habló de miedo del Barça ante el acecho de los blancos. "Hay que hablar de algo. Hay que poner titulares y hay que utilizar palabras que se han usado en la historia. Es tan fácil como esto. Durante todos los años que lleva toda esta generación ganando títulos se ha demostrado, y no hace falta decirlo, que todo esto [por el miedo culé] no ha existido nunca", aclaró.
A partir de ahí, el central mantuvo un tono plano, casi anodino. Repreguntado por sus líos con Arbeloa, Piqué hizo 'pasapalabra'. Sobre Adán y sus declaraciones polémicas ("Ojalá le jodamos la Liga al Barça"), igual. "No tengo nada que decir", comentó al respecto.
Tampoco quiso valorar si se cambiaría por alguno de los equipos que están en semifinales de la Champions o si ficharía a Saúl para su equipo.
Donde sí se mojó fue a la hora de valorar qué supondría el doblete del Barça, aunque hubiera Champions para el Real Madrid. "El doblete sería la hostia", comentó rotundo no sin antes aclarar que "queda muchísimo para conseguirlo".
