
Las lesiones de Cristiano Ronaldo y Benzema no han hecho más que evidenciar las enormes diferencias (por no bautizarlo como conflicto) que se vive entre los futbolistas merengues y los servicios médicos del club. Ambos futbolistas, lejos de ponerse en manos de los galenos del club, ha corrido a refugiarse en los brazos de otros especialistas, además de hacer publicidad de ello. Es su forma de tensar la cuerda con el club a este respecto. Es la rebelión de los fisioterapeutas.
Una rebelión que viene de lejos, cuando, en verano de 2014, el Real Madrid despidió a Pedro Chueca, veterano fisioterapeuta de confianza de buena parte de las estrellas merengues. Desde entonces, los conflictos se han multiplicado.
Problemas ante los que el club siempre ha tomado la misma decisión: despedir a los otros fisioterapeutas cercanos a Chueca y a los jugadores y contratar a otros más próximos a Jesús Olmo, jefe de los servicios médicos del Real Madrid y enemigo número 1 de buena parte de la plantilla.
Ahora, algunos de esos profesionales despedidos han vuelto a un primer plano para rescatar, por iniciativa privada de los pacientes, a las estrellas tocadas.
Anoche, por ejemplo, Karim Benzema colgó una foto en Instagram junto a Juan Muro, damnificado por la limpia del pasado verano. Este fisio es en el que el francés ha puesto su confianza para estar a punto de cara al duelo del próximo miércoles frente al Manchester City.
El delantero, reza el parte médico del club, sufre una "una lesión miofascial en el bíceps femoral derecho". Este tipo de dolencia no debería impedirle jugar, aunque se teme que una segunda lesión ocultada por el club sea la que finalmente lo deje fuera del duelo de semis contra los ingleses.
Además, informa el diario As, Benzema ha pedido ayuda a un médico francés de su confianza para aportar su visión y métodos. No es de extrañar. La temporada pasada un mal diagnóstico de los servicios médicos del club hicieron que se perdiera la vuelta de cuartos de final de la Champions tras sufrir un golpe en el Calderón.
Algo parecido ocurrió en su día con Cristiano Ronaldo. En 2014, antes de las semifinales de la Champions frente al Bayern de Múnich, los médicos del Real Madrid le dijeron que no podría jugar ninguno de los dos partidos. Finalmente CR7 sí que estuvo después de ponerse en manos de Joaquín Juan, el mismo fisioterapeuta que ahora tratará de recuperarlo a tiempo.
Él, como Benzema, ha regateado a los profesionales del Real Madrid para que sean otros especialistas los que le traten. En Manchester, el luso acudió a la clínica de un amigo para que le realizasen más pruebas y el miércoles, se marchó a escondidas a la clínica Rúber donde, según la Cadena Cope, el doctor Domingo Delgado lo inspeccionó.
Cristiano trató de evitar que su presencia en el centro se hiciera público para no aumentar las tensiones con el club. Una vez destapado el secreto por la presencia de los medios en la clínica, el delantero ha filtrado toda la información al respecto de sus siguientes pasos sin temor a que se sepan.
Es su forma de apoyar una rebelión, la de los fisioterapeutas, que se esconde entre buena parte de las tensiones existentes entre la plantilla y el club y que ayudó, entre otros asuntos, a forzar el adiós de Carlo Ancelotti.