Todo eran risas en la sesión de entrenamiento previa al Manchester-Real Madrid de semifinales de Champions hasta que tras terminar un ejercicio, Cristiano Ronaldo notó que las molestias en el muslo habían regresado. Minutos antes, Zidane declaraba en rueda de prensa que estaba al 100%, pero la cara del luso expresaba todo lo contrario.
Todo había ido bien hasta el final del entrenamiento. Antes de que llegase, las pruebas eran positivas: sesión suave el domingo, viaje con el resto del equipo el lunes por la mañana, aparición sonriente en el Etihad para el último entreno antes del encuentro...
Pero después de un esprint, Cristiano nota que algo no está en su sitio. Previamente, había corrido, golpeado al balón y hecho los mismos ejercicios que el resto de sus compañeros. Hay algo que no encaja, síntomas de que la recuperación no ha sido tal. Más tarde, Zidane diría que el jugador se resintió.
La entrada de Cristiano al túnel de vestuarios, con una cámara de Cuatro encima suya durante todo el lapso de tiempo que tarda en hacerlo, es significativa. Un mundo de diferencia respecto al futbolista que pisa el césped con una sonrisa de oreja a oreja y haciendo gestos cómplices a los periodistas. Cabeza gacha, semblante serio y posiblemente una certeza: se perdería el partido del día siguiente.
Las pruebas realizadas esta mañana han complicado aún más la situación, puesto que dejan al portugués con poquísimas opciones de disputar la vuelta. Otra vez, como en 2014, el tramo final se complica para la estrella blanca...en la enfermería.
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