Fútbol

Leo Messi vuelve a su versión gris y encadena dos partidos desaparecido

Messi se lamenta tras una ocasión perdida. Imagen: EFE

El Barça - Atlético de Madrid de la ida de cuartos de final de la Champions League dejó muchos titulares vinculados, la mayoría de ellos, a la polémica expulsión de Fernando Torres y la 'no roja' a Luis Suárez. Pero más allá de estos aspectos, el duelo dejó también conclusiones deportivas. Una de las más preocupantes para los blaugrana fue Leo Messi. El argentino volvió a su versión gris y sumó su segundo partido 'desaparecido' después de que el sábado pasado, ante el Real Madrid, tampoco estuviera a la altura de lo que él se espera.

Seguramente buena parte de la culpa de este 'bajón' se deba a cuestiones físicas. Messi disputó el duelo ante el eterno enemigo apenas dos días después de volver de Sudamérica, donde jugó primero en Chile y luego en Córdoba, en Argentina.

Este último partido estuvo marcado por el mal estado del terreno de juego. Ante tales circunstancias parecía complicado que el delantero compareciese frente a los blancos en las mejores condiciones posibles. Pero un clásico es un clásico y Leo no se lo quiso perder. Lo hizo, además, desde una posición relativamente novedosa.

Luis Enrique modificó el sistema, jugó con un 4-4-2 y ubicó a 'La Pulga' como un medio más que rondaba siempre la zona de creación y la mediapunta blaugrana. No salió bien.

Messi apenas entró en contacto con el balón y cuando lo hizo, no consiguió superar el entramado defensivo de un Real Madrid que, además, puso a Casemiro de 'perro guardián' del '10'. Así las cosas, Messi siempre es Messi: casi provoca la expulsión de Ramos y un disparo picado nacido de sus botas acabó forzando la mejor parada de Keylor Navas.

Algo más descansado tras aquello, Messi jugó ayer contra el Atlético pero, de nuevo, no ofreció la mejor de sus caras. En la primera parte volvió a permutar por momentos su posición de falso extremo derecho con la de mediocampista ofensivo... e incluso defensivo. Tan abajo se desplegó para recibir el esférico, que hubo ocasiones en las que jugó paralelo a Busquets o incluso por detrás del '5' culé.

Según fueron pasando los minutos, Leo se desesperó más y marró algunos pases en sus intentos de romper la alta presión atlética con alguna asistencia magistral. Ayer el surtidor de estos pases se le agotó. También el de las ocasiones de gol.

Tuvo un par de intentos y remates que forzaron la intervención de un buen Oblak, pero, en general, la defensa del Atlético estuvo más rápida que el de Rosario. Una eficacia que se resume en que Neymar y Suárez fueron, en realidad, mucho más peligrosos que el mejor futbolista del planeta.

Un Messi que ayer repitió bache y que ahora necesitará despejar en Anoeta, donde comenzó la catarsis culé del curso anterior, las dudas sobre su rendimiento. ¿Es sólo una pájara o una rendimiento preocupante? El tiempo y sus goles responderán.

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