
Cristiano Ronaldo es la mayor estrella que ha tenido un club del calibre del Real Madrid en las últimas décadas. No tiene el pasado canterano de Raúl, pero lo ha ganado todo con el club blanco y sus datos individuales son casi incomparables. Se puede decir que el Santiago Bernabéu no ha disfrutado de un jugador de su entidad desde la época de Alfredo Di Stéfano. Esto, sin embargo, no le ha asegurado el estatus de intocable.
Todo lo contrario, de hecho. En casi todas las siete temporadas que el luso lleva en el Real Madrid ha tenido algún que otro rifirrafe con la grada. Especialmente cuando las cosas no han ido bien, como es este curso. Sin opciones en Liga, apeados de la Copa del Rey y con dudas permanentes en el juego, Cristiano ha escuchado la música de viento del Bernabéu dirigida específicamente hacia él.
Las razones del estadio blanco tienen mucho que ver con el mal rendimiento del luso en partidos clave, pero también con la mala memoria. A esto se le añade que la relación entre uno y otro nunca ha sido buena. El público madridista nunca ha entendido el carácter de su jugador estandarte. Mientras los resultados han acompañado, eso ha quedado tapado, pero en los momentos difíciles el conjunto de factores ha resurgido.
Lo que en un primer momento fue algo anecdótico se ha convertido en recurrente durante estas dos últimas temporadas, malas en lo deportivo. Un coliseo tan exigente como el del Bernabéu pierde la perspectativa, imbuido en el afán cortoplacista que reina en el club. 354 goles en 338 partidos indican que Cristiano no es futbolista con el que no se requieran tratamientos especiales.
En base a eso Kaká, que lleva años viendo el asunto desde fuera, defendió la labor del que fue su compañero unos años. "Escuchar a veces algún pito contra Cristiano no es bueno después de todo lo que ha hecho por este club (...) lo único que me gustaría es ver un poquito más de aprecio por lo que ha hecho Cristiano allí, que ha sido muchísimo".
El brasileño denunciaba un trato injusto y reclamaba lo que sí se ve en el eterno enemigo. La némesis de Cristiano, Leo Messi, es un jugador protegido en Can Barça. El público del Camp Nou cierra filas en torno al de Rosario. Solo una vez no ocurrió esto: en el tumultuoso 2014 del Barça de Martino y la muerte de Tito Vilanova. El resto ha sido una relación idílica.
Eso reclamaba Kaká y eso echa en falta un Cristiano que en alguna que otra ocasión ha dejado caer que el público debería animar más, no solo a él, sino a todo el plantel. Algo que parece muy lejano si se tiene en cuenta el indomable carácter del Bernabéu, ese estadio que 'maltrata' a su jugador más carismático.