
Zinedine Zidane está enfadado con sus jugadores. La versión desapegada de la plantilla en las últimas jornadas ha hecho mella en un entrenador que (ya lo expuesto en público) se siente decepcionado con el quehacer de sus pupilos. La sensación es palpable, pero más aún con Isco Alarcón.
Cuenta ABC que la mayor decepción que se ha llevado Zidane en poco más de dos meses en el banquillo es con Isco. El técnico esperaba mucho más de un jugador en el que depositó toda su confianza y que no le ha respondido de la manera adecuada. En este sentido, se ha sentido traicionado, ya que le ha dado mucho menos de lo que él le entregó en su momento: una titularidad desaprovechada.
Zidane ve en Isco a un futbolista de tremenda calidad, y a una extensión de lo que él era en su momento, cuando era jugador en activo. Tiene todos los atributos que él valora en un centrocampista: la capacidad de dirigir, de canalizar el juego, de dar el último pase...
Pero con tener los dones no es suficiente, hay que trabajarlos. Y eso pide Zidane a un Isco que de momento no lo ha logrado. En opinión del técnico, en la actualidad el jugador no suma al equipo y le complica con más florituras de las aceptables cuando el balón pasa por sus botas. Esto provoca una ralentización del juego que afecta a la capacidad creativa del conjunto.
Zidane piensa que Isco puede engancharse de nuevo al carro. Cree que puede prescindir de los gestos innecesarios y ser un futbolista resolutivo. Cree que aún tiene tiempo de demostrarle a él y a la cúpula (que ya piensa en su salida) de que es un jugador apto para el Real Madrid. Pero todo depende de él.