
Rafa Benítez tenía razón. Es lo que parece estar diciendo Zinedine Zidane, su sustituto, con sus palabras y gestos, con sus declaraciones y decisiones. El técnico francés del Real Madrid ha seguido en el banquillo merengue una evolución muy parecida a la que tuvo el español ya no sólo en lo que a resultados se refiere, sino también en lo que a la gestión del equipo se refiere. Después de dos meses y medio, el francés, como sucedió también con el actual preparador del Newcastle, ha acabado señalando a las estrellas del conjunto blanco como culpables de la mala racha merengue.
Así, con la llegada de 'Zizou' al banquillo, todo fueron sonrisas y buen rollo. Su forma de gestionar el vestuario y su mini-pretemporada para poner a tope físicamente al plantel fueron aplaudidos por los pesos pesados. No hubo jugador alguno que no elogiara esta manera de llevar las riendas del equipo, muy al estilo de Ancelotti. Elogios que, habitualmente, iban acompañados de dardos a Benítez.
Zidane, para colmo, otorgó galones de titulares a futbolistas que habían desaparecido con el madrileño. Jugadores como Isco, James, Kroos, Jesé o Carvajal recuperaron su rol de intocables en el once titular y en este relevo, la mayoría respondieron regalando noches de gran fútbol, sobre todo en el Santiago Bernabéu.
El problema llegó cuando tocó salir de casa. Más allá del Paseo de la Castellana, el Real Madrid se desinfló. Primero fue con buen juego pero pobre resultado (empate en el Villamarín). Después, con mal juego y buen resultado (victoria en Granada). Finalmente llegó el desastre: mal juego y malos resultados tanto fuera (empate en Málaga) como en casa (derrota contra el Atlético).
Y así llegaron las primeras decisiones dramáticas de Zidane. El francés empezó a dar relevos en las alineaciones y los señalados y beneficiados volvieron a ser los mismos que con Benítez.
La misma revolución que con Rafa
Isco, Kroos o James ya no son intocables. Otros futbolistas de corte menos 'galáctico', pero rendimiento alto, han empezado a emerger con energía hasta convertirse en insustituibles. Casemiro o Lucas Vázquez son el mejor ejemplo. Borja Mayoral, Pepe o Varane también han dado la patada a la puerta de la alineación frente al rendimiento pobre de Jesé o Ramos, entre otros.
Un relevo de corte 'Benitezco' que ha llegado acompañado de críticas también muy duras, incluso mayores a las que jamás se atrevió a pronunciar un Benítez con menos influencia sobre el grupo que Zidane. Pero él, Zizou, es Zizou y su trayectoria como futbolista le permite ciertos lujos.
Ya después de caer ante el Atlético, el francés se permitió dar una doble ración de críticas a sus jugadores tanto en el post-partido como en la previa del siguiente. Dijo que sus futbolistas no metían la pierna y centro sus críticas, por ejemplo, en James, el mismo hombre al que Benítez había señalado también verbalmente. Después, en Las Palmas, el ex internacional galo dejó su comparecencia más dura.
"Así no vamos a ninguna parte", afirmó dejando la mirada perdida en el horizonte y criticando, de nuevo, la falta de juego y actitud de un bloque al que, en el seno del palco, ya no se cortan en señalar como problema máximo del club. O mejoran esa actitud, o, filtran en las altas esferas, este año promete ser peor incluso de lo que ha sido hasta ahora.