Gareht Bale está escondido. Hace dos días que no sale a entrenar con el resto de sus compañeros al césped del campo número 1 de Valdebebas. El extremo galés del Real Madrid se ha 'recluido' en el gimnasio para protegerse de posibles recaídas en sus molestias musculares, una posibilidad que genera verdadero pánico en la casa blanca y que, temen, pueda producirse si el galés no baja un poco el pistón.
El '11' acabó agotado el pasado martes en el duelo que jugó ante la Roma. Fue el segundo después de su lesión, primero de titular desde entonces. No lo disputó al completo, pero eso no le impidió esforzarse al límite de sus posibilidades actuales.
De ahí que notase pequeñas molestias que en el Bernabéu entienden que son cosa de esa inactividad. En todo caso, y por si acaso, han aplicado la técnica del 'frenazo', esto es, evitar que el jugador se extralimite en sus esfuerzos. Nada de entrenarse, por tanto, como uno más.
Es posible incluso que viaje entre algodones a Las Palmas. Dicho de otro modo, que Zidane no lo use desde el principio y sólo le dé algunos minutos al final. Con una semana por delante sin partidos (habrá Champions, pero no jugará el Real Madrid), debería ser suficiente para que, ya en casa, y ante el Sevilla (domingo 20 de marzo) esta vez sí que pueda darlo todo.
Una estrategia conservadora que para la selección de gales se trata de una verdadera ruleta rusa. Así ha calificado uno de los asistentes de Coleman, el seleccionador, la gestión que hace el club español de su futbolista.
Entienden que se debería ser mucho más prudente y esperar más tiempo a que el jugador, esta vez sí, vuelva al 100%, una opción por ahora inviable porque el equipo lo necesita y porque Bale quería regresar.
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