
El fútbol es caprichoso. Dentro de apenas un día, Zidane tendrá en Griezmann una de sus mayores preocupaciones. El delantero del Atlético de Madrid amenaza con romper su racha goleadora en el derbi que este sábado se celebra en el Bernabéu y así, de paso, amargarle la tarde a su compatriota. No siempre fue así. Hubo un tiempo en el que uno apenas sabía nada del otro y viceversa. Tiempos en los que incluso el delantero del Atlético rindió 'pleitesías' al técnico blanco.
Sucedió hace mucho, cuando Griezmann no era más que una joven promesa en la cantera de la Real Sociedad. En un encuentro entre el Real Madrid y los txuri-urdin, Zidane se cruzó en el camino de aquel prometedor crío que, aprovechando su condición de francés, trató de sacar ventaja para pedir a la estrella madridista un recuerdo, un souvenir. Y lo consiguió.
"Le conozco poco. La primera vez que le vi le pedí unos pantalones y me los dio cuando yo era canterano de la Real", confesó Griezmann anoche en una entrevista en la Cadena Ser donde dejó claro que aquello es cosa del pasado.
Incluso aspectos del presente se olvidarán cuando, a las cuatro de la tarde, el balón eche a rodar. Lo sabe por experiencia. Su amigo Varane (son compañeros en la selección) ya le ha dejado claro en otras ocasiones que será así. "Varane, en la ida, casi me manda a la grada y no hay amigos en el campo", añadió el futbolista.
Confesiones entre las que hay que añadir otra más poco frecuente en el mundo del fútbol. El pasado miércoles, ante el PSG, Griezmann falló algunas claras ocasiones. La culpa no fue del todo suya. Sus botas tuvieron algo que ver. "No voy a poner excusas, pero las botas que usé no me ayudaron", confesó.
"Estoy en una mala racha con el gol. Es cierto que tengo ocasiones, pero no me entra. Confío en lo que estoy haciendo y cuando entre una vendrán las demás", dijo a modo de aviso para el eterno rival de su equipo. Que no haya marcado en los últimos encuentros no significa que Griezmann no siga siendo peligroso.