
Gerard Piqué no será sancionado por forzar la amarilla el pasado martes ante el Arsenal. El central, previa conversación con Luis Enrique y Unzue, su segundo, realizó una dura entrada sobre Welbeck con el objetivo de ver esa tarjeta, cartulina que le acarrea sanción. No jugará el partido de vuelta en el que, salvo sorpresón, el Barça cerrará su pase a cuartos de la Champions League. El resultado 0-2 favorable a los culés en Londres dejaba sentenciada la eliminatoria. Piqué buscó, con esta cartulina, llegar limpio a la siguiente ronda.
Cuenta el diario As que ninguno de los afectados creen que vaya a haber castigo extra para el central. Cabe recordar que UEFA modificó su normativa para que este tipo de amarillas forzadas serían castigada con partidos extra.
Este cambio en la norma llegó después de que en 2010, Xabi Alonso y Sergio Ramos forzaran sendas expulsiones con el objetivo de llegar limpios a los octavos de final de la competición tras orden (y sainete) orquestado por José Mourinho.
Ambos no forzaron sus cartulinas mediante acciones de juego, sino retrasando el saque de una falta. Es esta diferencia la que salvará a Piqué. Nadie puede demostrar que el central realmente buscase la amarilla.
El jugador provocó una falta en medio de un ataque rival, algo totalmente normal frente a otras 'triquiñuelas', como la que él mismo realizó en 2012, cuando se limpió de tarjetas en la previa de un clásico retrasando el saque de una falta. Entonces provocó el enfado de Guardiola porque el central no sabía que podía ganarse un partido extra de sanción. No fue así. Llegó limpio al clásico.