Fútbol

Zidane da 'alas' a Cristiano Ronaldo por la izquierda y recupera sus virtudes

Cristiano sacó la amarilla a Etxeita tras un gran regate. Imagen: Reuters

El viejo Cristiano Ronaldo está de vuelta. Y ya no solo por que el luso fuera el mejor del Real Madrid frente al Athletic Club con un doblete y una asistencia. No. Es que si Cristiano Ronaldo fue el más destacado se debió, en realidad, a la recuperación de ciertas viejas costumbres que con Benítez parecían olvidadas. Zidane le dio alas en el costado zurdo y fue ahí donde se vio al jugador voraz que ha liderado a los blancos en las últimas temporadas.

CR7 ejerció ante los leones de nuevo de extremo izquierdo, punto a partir del que volvió loco a la zaga rival con sus constantes diagonales, desde donde hizo cosas apenas vistas este curso. Marcó goles, sí, pero también fue capaz de regatear y marcharse de sus rivales, una suerte que parecía olvidada.

En lo que llevamos de temporada a Cristiano le estaba costando eludir a los defensores en ocasiones no tanto por una bajada de sus capacidades, sino porque solía jugar más centrado, casi como un '9' con tendencia a descolgarse.

Ahí, de espaldas a la portería, sin terreno para lanzarse en busca de disparo con su pierna buena, mermaban sus virtudes y, por lo tanto, la opción de que brillase como antaño.

Aquí, por ejemplo, se puede ver por dónde se movió en el último partido de Benítez al frente del banquillo merengue. Fue en Mestalla y allí Ronaldo fue de nuevo más CR9 que CR7 

Incluso con Zidane en el banquillo su posición seguía siendo más centrada que nunca, tal y como demuestra el mapa de calor de sus movimientos ante Betis o Espanyol, por ejemplo.

Sin embargo, ante el Athletic, Cristiano se tiró al costado zurdo más que nunca. He aquí la prueba.

Desde esta posición, todo fue distinto. Todo mejoró. Tanto, que acabó desesperando a Balenziaga, Etxeita, De Marcos... Toda la defensa rojiblanca sufrió como nunca.

Se demostró apenas habían transcurrido tres minutos de partido.Cristiano arrancó convertido en extremo izquierdo, recortó dentro del área y se sacó un latigazo que se coló en la escuadra de Iraizoz. Golazo con el que puso 1-0 y, quien sabe, ganó en confianza para seguir castigando a la zaga bilbaína. Fue así como ensayó un buen puñado de regates por velocidad o en estático, muchos de los cuales acabaron con éxito. Otras con falta.

En una de ellas, CR7 reclamó sobre De Marcos la amarilla que sí sacaría más tarde a Etxeita. Cristiano estaba desatado. Como siempre lo había hecho en el Real Madrid.

Y fue así, desatado, como asistió a Kroos para que, sólo, dentro del área, hiciese el 3-1. Después, en la segunda parte, su ritmo bajó pensando quizá ya en el desafío complejo del próximo miércoles ante la Roma. Con todo y con eso, aún tuvo tiempo de hacer el 4-1 gracias a un gran control con el pecho, otro gran recorte y un magnífico disparo a puerta.

Todo, por cierto, partiendo desde el costado izquierdo, ese espacio en el que se siente cómodo para castigar a sus enemigos. Esa posición que le hace ser el de siempre. Un delantero imparable.

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