
El Real Madrid cuajó ante el Villarreal una de las peores primeras partes de la temporada. Dominado de principio a fin por el equipo de Marcelino, el plantel blanco llegó al descanso tocado de gravedad. El plan de Rafa Benítez no salió en absoluto, y el entrenador expresó un enfado en el cambiador.
Según José Luis Sánchez en El Chiringuito, el entrenador abroncó de una manera muy contundente a los jugadores tras la primera parte vista en El Madrigal. En un infrecuente tono elevado, reprochó a sus futbolistas que no habían puesto en práctica nada de lo ensayado.
Ante un auditorio con miembros con semblante muy serio como Pepe, Benítez insistió en la necesidad de obedecer las órdenes dadas desde el principio: una disposición del equipo parecida a la que se dio ante el Malmoe. La bronca tuvo un efecto relativo: los jugadores salieron más enchufados, pero el juego siguió siendo muy insuficiente.
El estado del entrenador al día siguiente de la derrota fue francamente malo. Se sentía especialmente contrariado por no saber conseguir que los jugadores sintiesen más suyas las órdenes. El problema de falta de confianza en el técnico aparece de nuevo, y esta vez le podría acarrear muchos problemas.
De hecho, incluso su representante, Manuel García Quilón, le habría puesto sobre aviso acerca de la intranquilidad creciente que hay en el seno del club respecto al futuro del equipo y el suyo propio. La tensión comienza a salir a flote, y la muestra más clara fue esa bronca en el vestuario de El Madrigal.