
Jose Mourinho está volviendo a vivir sus horas más críticas como entrenador de fútbol. Si sus últimos compases con el Real Madrid fueron tensos, la situación actual del Chelsea tiene al técnico entre la espada y la pared. Una situación que podría determinar un protagonista inesperado: Iker Casillas.
Aunque fue ratificado por el club el pasado 5 de octubre tras una racha de cuatro victorias, dos empates y cinco derrotas, los resultados no ha acompañado después. El último traspié fue este mismo fin de semana, cuando el Chelsea perdió en casa ante el recién ascendido Bournemouth, equipo que además llegaba a Stamford Bridge con sus tres mejores jugadores en la enfermería.
Esta humillante derrota, acompañado del discreto papel de jugadores como Diego Costa, Cesc o Pedro, perdidos para la causa de Mou, deja a los blues a tan sólo dos puntos del descenso en una temporada de auténtica pesadilla.
Por si esto fuera poco, este miércoles el Chelsea se juega también en casa su futuro en la Champions recibiendo al Oporto de Casillas. Los de Mourinho necesitan como mínimo el empate para clasificarse y otro traspié podría hacer que a Roman Abramovich se le acabase la paciencia, ya que la Champions siempre ha sido la competición que ha perseguido con ahínco en su gestión del club londinense.
Una gran actuación de Casillas, un contratiempo del juego o una parada decisiva del arquero, inmerso en su día en el ojo del huracán del luso, podrían dejar al laureado entrenador en una situación inusitada para él: fuera de Champions y con la Liga prácticamente perdida o incluso luchando por alejarse del descenso.