
A pesar de que el Barça vive un momento dulce y de que el empate en Mestalla no es un bache excesivo en la progresión del equipo, un detalle del partido contra el Valencia sí que puede tener una especial significación en la marcha del club.
El hecho de que en un partido intenso, fuera de casa, ante uno de los equipos fuertes de la Liga, Luis Enrique no decidiera hacer ningún cambio en los 90 minutos hace pensar que la decisión del técnico tuviese una lectura oculta. Es más, ante la imposibilidad de deshacer la igualada tras el gol valencianista, lo lógico podría haber sido dar entrada a algún refresco o revulsivo.
Según apunta el diario Marca, ésta podría ser un claro mensaje a la directiva para que en enero, cuando se levante el veto de la FIFA, el equipo pueda hacer nuevas incorporaciones y no confarmarse simplemente con la incorporación de los ya fichados Arda Turan y Aleix Vidal.
Como señala el citado diario, el entrenador asturiano es propenso a evidenciar así sus quejas. En su periplo como entrenador del Barça ya ha demostrado que no le gustan las medias tintas y que es un hombre más de hechos que de palabras. Con lo que así estaría poniendo de manifiesto que el equipo necesita otras alternativas a las existentes si quiere seguir con este rendimiento toda la temporada.
Aunque con esta maniobra Luis Enrique desacreditaba a jugadores como Vermaelen o Adriano, amplifica su opinión de que Munir y Sandro aún están verdes y de que apenas cuenta con Bartra. Sin embargo, desde el club quitan hierro a esta decisión y niegan cualquier mensaje oculto del técnico: "No hay que darle más vueltas. Con el 0-1, el equipo estaba jugando de ensueño y 'Lucho' sencillamento decidió que no había que hacer cambios. El partido era de 1-4 ó 1-5".