Tras el 0-4 ante el Barcelona, el Real Madrid cayó oficialmente en una crisis deportiva, y casi siempre que esto ocurre, algo institucional. Frente a ella, los únicos con capacidad para salir de ella son los jugadores, y las dos estrellas del equipo han procedido a remar en la misma dirección para enmendar el rumbo.
Cuenta Marca que tanto el portugués como el galés se conjuraron tras la debacle contra el Barcelona. Los dos se reunieron en privado, charlaron y hablaron del pasado para no repetir errores y tratar de reconducir la situación. El acuerdo fue claro: el objetivo de tirar entre los dos del carro.
En virtud de esto, se ha visto a los dos jugadores frecuentemente juntos durante la semana, en los entrenamientos y también a lo largo del viaje a Ucrania. También antes del partido, con Luka Modric (uno de los apoyos de Bale) como escudero. Se hablaba de estrategias a seguir, de movimientos a practicar, de espacios a aprovechar...
En este contexto llegaron los cuatro goles del Real Madrid, en los que Bale y Cristiano tuvieron protagonismo. De ahí la alegría expresada por los dos en un abrazo que dió mucho que hablar. La conjura, en su primera puesta en práctica, había tenido éxito.
Para ello, han llegado a una conclusión: uno deberá jugar en la izquierda y otro en el centro. Sea quien sea, el que participe desde la banda será el encargado de asistir principalmente al otro. Por características, parece que será el '7' el que juegue como ariete. La duda es saber si junto a Benzema o no.
Sea como fuere, este cambio en la relación de los dos estrellas puede ser (eso quieren ver ambos y el Real Madrid a nivel general) como el inicio de una nueva etapa. El comienzo de una remontada.
Un abrazo cuestionado
