Cristiano Ronaldo y Gareth Bale volvieron a formar anoche una sociedad eficiente en el ataque del Real Madrid. Los dos tantos del portugués llegaron tras sendas asistencias del galés. En la del segundo gol de CR7, Bale acabó tendido en el suelo más allá de la línea de fondo. Apenas anotado el gol, Cristiano se marchó corriendo a abrazar a su compañero en lo que se supone que era un gesto de agradecimiento por el tanto anotado.
El problema es que la supuesta sinceridad de este momento quedó en entredicho cuando en plena efusividad, Cristiano no se centró en felicitar a su compañero, sino en comprobar si las cámaras le estaban grabando. Hasta en dos ocasiones observó si los objetivos, efectivamente, estaban apuntándolos.
Para algunas voces críticas, el gesto no fue del todo sincero, de ahí que pretendiera saber si las cámaras lo estaban cazando o no.
Era, según estas opiniones, un abrazo de cara a la galería para dejar claro que las relaciones son mejores de lo que se ha leído en la prensa en los últimos tiempos, donde se ha filtrado que el portugués está cansado del protagonismo que recibe Bale y su excesivo individualismo en algunas jugadas en las que podría apoyarse más en su compañeros.
CR7: Regate fiasco