
Rafa Benítez tiene previsto un cambio para el Clásico que enfrentará a Real Madrid y Barcelona. No se trata de una modificación en un punto concreto, sino una vuelta a los principios de Carlo Ancelotti, una especie de concesión a los jugadores que contrasta con el mandato (uno de ellos) que se le impuso a su llegada al banquillo blanco.
La etapa de Carlo Ancelotti, especialmente el último año, estuvo marcada por un progresivo alejamiento de los deseos de una directiva que veía en el italiano a una persona demasiado blanda para gestionar los egos de uno de los vestuarios más difíciles del mundo del fútbol. Paradójicamente, los jugadores demostraron incluso de forma pública que apoyaban al de Reggiolo, que le querían en el equipo.
Desde la zona noble se cuestionaba la autoridad de un entrenador al que se acusaba de fácilmente manejable o influenciable. Y se vio en acontecimientos como los del 4-0 del Atlético la consecuencia de lo que este tipo de gestión conllevaba. El mal final del equipo en todas las competiciones terminó de convencer a los directivos.
Por todo esto llegó Rafa Benítez. No era el perfil más atractivo desde el punto de vista deportivo ni el más alentador para la afición, pero sí era lo demandado por el palco. En virtud de estos deseos, el ex del Nápoles debía 'meter en cintura' a un vestuario que en ese momento se encontraba dolido por la marcha de Ancelotti, en alerta por el estado de Casillas y con muchas suspicacias dirigidas hacia Florentino Pérez.
Los efectos no tardaron en producirse. Primero, el papel prioritario que se le dio a Bale. Más tarde, los problemas con Cristiano Ronaldo y el jardín con Sergio Ramos tras el derbi madrileño. A continuación, los problemas pasaron al ámbito de lo deportivo. Porque en ese aspecto también había diferencias con Ancelotti.
El estilo del italiano no tiene nada que ver con el conservadurismo de Benítez, que ha quedado patente en partidos importantes como los del Calderón, Balaídos o el Sánchez Pizjuán. Esto desespera a uno sjugadores que creen que tienen más opciones si despliegan con mayor prestancia en ataque. Para muestra, los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2014.
En este punto ha llegado la marcha atrás de Benítez, que por otra parte se antoja circunstancial, dada la entidad del rival y la importancia del partido. Precisamente por esa razón, su cambio de estilo chocará de forma más frontal con las directrices del palco, que ya han establecido que el Clásico será una vara de medir al técnico y que un mal resultado complicaría su decisión.
De momento, su estrategia de cara al choque ya supone un desplante a la directiva que le trajo al Real Madrid para volver a someter a un vestuario que sigue mirando con desconfianza a la zona noble.