Fútbol

La guerra en la sombra de Sergio Ramos con el equipo médico del Real Madrid

Sergio Ramos, en el partido ante el Sevilla. Imagen: EFE.

Sergio Ramos vive un momento delicado en el plano físico. Aquejado desde hace más de un mes de una luxación en el hombro, ha estado sujeto a diferentes filtraciones para poder seguir aportando al equipo, pero la caída en el Pizjuán en gol al Sevilla encendió las alarmas. No se ha agravado la lesión, pero apareció la opción del quirófano. En esta tesitura, se ha visto obligado a retomar un tema que no es de su agrado: el del área médica del Real Madrid.

De nuevo entre algodones, ha llegado la duda que asola a una gran parte de los jugadores de la plantilla blanca: ¿seguir al pie de la letra los cuidados de los profesionales del club? ¿irse a un especialista externo de confianza? En este caso, y tal y como informa ABC, ha optado por una solución intermedia...cuyos matices rememoran viejos fantasmas.

Y es que, en paralelo al cuidado del experto en rodillas y hombros Mikel Aramberri (como excepción general, galeno de absoluta confianza del '4'), Ramos se ha puesto en las manos de Pedro Chueca, el fisioterapeuta cuyo despido originó el conflicto médico entre la plantilla del Real Madrid y el doctor Olmo.

A pesar de que Aramberri ha cuidado bien la zona lesionada, Sergio Ramos no ha dudado en completar el tratamiento con el profesional que ha estado detrás suya durante toda su carrera, incluso ya fuera del club. Ahora, repite la fórmula.

Con una diferencia, el defensa trata de pasar lo más desapercibido posible. Llega la clínica de Pedro Chueca en los tramos de menor afluencia de gente, justo después de los entrenamientos, y estaciona su coche en la segunda planta de las instalaciones, la que menos vehículos aparcados tiene. El objetivo es no llamar la atención. Al fin y al cabo, se trata de un acto que mina la autoridad del club en un aspecto en el que se hizo tanto hincapié en pretemporada. Una manera sutil de desautorizar a la entidad.

En este contexto, toman mayor importancia las declaraciones del jugador en la zona mixta del Sánchez Pizjuán, cuando se le preguntó por los médicos del club: "Quizá no sea este el momento de hablar de eso, pero no voy a mentir, es una realidad. Debemos intentar ayudarnos, llegar a final de temporada y entonces hablaremos".

Un llamamiento al cónclave que, de forma casi segura, tendrá lugar al final del curso y en el que se exigirá al club que el doctor Olmo no vuelva al vestuario. Mientras tanto, Ramos sigue manteniendo el pulso en la sombra.

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