
El puesto de José Mourinho como entrenador del Chelsea no peligra. Por ahora. El entrenador portugués sumó este sábado otra derrota más (esta vez frente al Liverpool, 1-3) que deja a los suyos en la 15ª posición de la Premier League. Todas las miradas tras el partido apuntaban a 'The Special One'. El riesgo de despido era más que evidente, pero, 48 horas después, todavía conserva su puesto. Y desde Inglaterra afirman que será así incluso más allá del duelo de Champions League que los 'blue' disputan frente al Dinamo de Kiev en la Champions League. El motivo nace en las gradas de Stanford Bridge. El público que puebla cada fin de semana el feudo del vigente campeón inglés quiere al de Setubal en su banquillo.
Lo adora e idolatra más incluso que en aquellos momentos en los que lo ganaba todo. Un apoyo férreo que sigue manteniendo su fama con elevados niveles de popularidad y que hace que, por ahora, Roman Abramovich se lo piense a la hora de echar al luso. Y eso que motivos (además de los deportivos) no le faltan.
Hoy se ha sabido que un empresario italiano, accionista del Mónaco, ha ofrecido pagar de su bolsillo el despido de Mourinho para que acabe en el equipo de Coentrao. Además, varios medios londinenses aseguran hoy que el pago del finiquito de Mou no sería 50 millones, sino 14, esto es, un año de contrato íntegro.
Todo apunta a que existe una cláusula que permitiría a una de las dos partes romper el acuerdo abonando sólo estas cifras siempre y cuando se cumplan parámetros que, vista la mala situación en liga de los 'blues', parece que están al alcance de Abramovich. El problema es que estas 'facilidades' supondrían generar un caldo de cultivo peligros en las gradas.
Desde el respetable se insiste en señalar a los jugadores como responsables de esta mala situación y veneran, día sí, día también, al portugués. Creen que es el hombre más adecuado para sacar al Chelsea del atolladero. Algo parecido sucedió en 2007, cuando Mou, esta vez sí, fue destituido.
Graant fue el sustituto, pero sus buenos números (llevó al equipo a la final de la Champions) no le sirvieron de mucho. Mourinho siempre estaba presente en la imaginación de sus aficionados. Sólo Di Matteo (vencedor de la Champions en 2013) pudo borrar el recuerdo del portugués momentáneamente.
'The Special One' es el favorito y eso frena una salida que quizá en otros equipos ya se habría producido hace alguna semana.