
El FC Barcelona no pudo pasar ayer del empate a cero frente al Villanovense en la ida de dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Resultado paupérrimo ante un Segunda B que deja en entredicho sobre todo a los futbolistas que ayer alineó Luis Enrique. Suplentes muchos de ellos con un supuesto 'pedigrí' que no demostraron sobre el terreno de juego. Ninguno pudo ya no discutir el puesto a los titulares, sino si quiera demostrar que merecen tener un lugar en el banquillo culé. Un banquillo que, visto lo visto ayer en Villanueva de la Serena, posee en su pobreza uno de los problemas que lastra al Barça.
Hoy la prensa de Barcelona es unánime en sus críticas a los jugadores frente a un Luis Enrique al que se exculpa, en parte, por el colchón del partido de vuelta y porque la mala suerte en cuanto a lesiones de los últimos partidos invitaba a ser prudente y evitar percances a falta de menos de un mes para el Clásico del Bernabéu.
"Es cierto que el Barça tiene lesionados importantes, que hay que salvaguardar a los jugadores importantes que necesitan descansar como Busquets, Neymar y Suárez. Otros que también han jugado mucho como Piqué, Alba, Rakitic o Alves. Pero los que salieron, estaban obligados a mucho más", dice Paco Aguilar hoy en Mundo Deportivo.
"Ninguno estuvo a la altura de lo que se esperaba. O, desgraciadamente, puede que sí. Porque la realidad de la plantilla del Barça es así de triste. Luis Enrique tiene 11 titulares y 2/3 suplentes de garantías. Nada más", afirma Lluis Mascaró, director adjunto de Sport, en su columna de este jueves.
Los exculpados
De este once se pueden 'exculpar' a los tres canteranos que pasaron directamente del B al primer equipo. Gumbau, Samper y Kaptoum hicieron lo que pudieron, pero no lograron mucho más en medio de la desidia que mostró (aunque no lo admita su técnico) el Barça. Sólo Aitor, único cambio que hizo 'Lucho' le puso ganas, pero su ímpetu fue una ligera luz en medio del fútbol oscuro que desplegó ayer el Barça.
Todos tendrán más oportunidades como las de ayer, pero de no hacer méritos mayores, la lógica dice que no tendrán hueco en un equipo que antes era nido de chavales, pero que ha cerrado el grifo de los minutos a sus promesas.
Los extranjeros
Mención aparte merecen Douglas, Vermaelen, Mathieu y, sobre todo, Adriano. El lateral brasileño arrancó el partido como extremo y lo acabó como interior. Ni en una posición, ni en la otra dio el rendimiento que se supone a un futbolista que, como él, se supone ser un jugador con nivel suficiente como para ocupar el número 12 o 13 de la plantilla.
Los otros extranjeros del once le acompañaron en su 'exhibición', que jugaron el partido como si no fuera con ellos vestir la camiseta del Barça.
Douglas se dedicó más a picarse con los delanteros del Villanovense que de perforar la banda derecha de su ataque. Vermaelen no tuvo apenas trabajo, pero tampoco ayudó demasiado a conjurar el peligro de los contrarios. Mathieu fue uno de los más destacados, pero por un ímpetu tosco carente de toda la calidad que se le supone a un futbolista del FC Barcelona.
Los canteranos consolidados
El resto de futbolistas que plantó sobre el terreno de juego Luis Enrique eran canteranos consolidados en el primer equipo, a saber, Masip, Bartra, Munir y Sandro. Sólo los dos primeros dieron la talla. Los otros dos sorprendieron precisamente por lo contrario.
Y ya son muchas las veces que ambos delanteros fallan ante la puerta abierta que les deja la sanción de la FIFA.
Munir apenas pudo exhibir regate y se empeñó en entrar por el centro, donde más piernas contrarias se podía encontrar. Sandro, por su parte, ejerció de '9', pero también acabó desesperado con la zaga extremeña y con el público que desde las gradas le reprochó algún gesto.