
El agente de Gareth Bale, Jonathan Barnett, encendía un debate que sobrevuela la realidad del Real Madrid de forma periódica. En sus declaraciones lanzando un claro dardo a Cristiano Ronaldo diciendo que su representado no deseaba ser "el mejor modelo del mundo o el mejor vendedor de ropa interior", sino "el mejor jugador del mundo", mostraba que la brecha (al margen de su relación cordial) entre los dos jugadores sigue abierta. Hay mucho en juego.
Se enfrentan por el trono del Real Madrid dos jugadores que representan dos modelos diferenciados de liderazgo y que están condenados a chocar. Por un lado, el reinado indiscutible de un Cristiano que ha gobernado con su tiranía goleadora el equipo blanco en los últimos seis años. Por otro, el aspirante auspiciado por la directiva: un Gareth Bale que se postula como el sucesor del luso. La incógnita es el cuándo y el cómo.
Al margen de un deseo más o menos expuesto por la junta (que sea Bale el que lidere al Real Madrid a corto plazo) y la posibilidad (cada vez más probable) de que Cristiano encuentre un destino fuera de la capital en el que seguir el tramo final de su carrera, la realidad es la siguiente: los dos están en el mismo barco, pero se disputan una condición tan importante como es la de ser el cabeza de un grupo como el blanco. Ellos juegan en el césped, y ahí exhiben sus armas, pero esta particular guerra también se disputa en los despachos.
Entre bambalinas, la contienda es bastante más enconada que en el verde. Los entornos de uno y otro jugador empujan y tensan más la cuerda, tratando de llevar a la opinión pública a su favor. En el caso del agente de Bale, no han sido pocas las veces que ha salido a la palestra para decir (quizá en voz demasiado alta) que su jugador optaba ya a lo que se le apunta en un futuro: ser el líder del Real Madrid.
Para ello ha alabado la figura del propio Bale y también se ha decantado por ver enemigos incluso en el propio Real Madrid, como cuando aseguró que sus compañeros no le pasaban la pelota. También presionó a la zona noble, como este verano, cuando recomendó e insistió que colocasen al '11' en la mediapunta.
Todo esto ha sido observado por Cristiano Ronaldo y su entorno, que tampoco se ha quedado de brazos cruzados. El '7' ha intentado hablar en el campo, y entre bambalinas se han filtrado noticias e informaciones que abundaban en un descontento con intereses claros: llamar la atención sobre la desatención que había sentido y que le había empujado a considerar un cambio.
Los blancos de estas informaciones filtradas eran las acciones de la directiva, pero uno de los factores hacía referencia a Bale, ya que (se pensaba desde el entorno de CR7) se estaba perjudicando al rendimiento de Cristiano para dar prioridad a Bale. Todo ello con el beneplácito del palco, que gracias a la condescendencia de Benítez había echado a andar el plan de sucesión pensado desde la contratación del galés.
Tras estas noticias surgidas desde la esfera del propio Cristiano, no se había vuelto a percibir conato alguno de reactivación de este enfrentamiento. Fue este fin de semana cuando el agente de Bale encendió de nuevo la mecha. Porque, en realidad, nunca estuvo del todo apagada.