
Sergio Ramos regresó a la titularidad después de su luxación en el hombro, y lo hizo en un escenario de máxima exigencia: en el Vicente Calderón ante el Real Madrid. Un duelo en el que mantener la concentración es vital hasta el último segundo, y en el que el '4' incumplió este mantra.
El Atleti supo de primera mano el precio de desconectar de forma puntual, y lo pagó con el gol de Benzema, solo en el área para hacer el 0-1. A través de Sergio Ramos, pudo comprobar que ocurrió lo mismo en el área contraria. Un doble fallo del camero estuvo a punto de propiciar el empate. Solo Keylor Navas evitó eso con una estirada en el penalti de Griezmann.
La acción fue rápida, pero significativa: el central se relajó en la entrega de una pelota y habilitó una carrera de Fernando Torres, que se marchó solo ante Keylor Navas. El '9' se trabó al final de la cabalgada, y el balón le llegó a Tiago, que picó la pelota ante la entrada de un Ramos que se lo llevó por delante. Infracción clara.
Esta jugada reflejó los apagones que el defensa (uno de los mejores del mundo) sufre de forma esporádica, fruto de la falta de concentración. El '4' posee una estupenda salida de balón, pero un exceso de confianza que le expone a situaciones complicadas, como la de ayer. Precisamente, ante el Atlético tuvo dos episodios parecidos la pasada temporada.
Los dos ocurrieron en la eliminatoria de octavos de final de Copa del Rey. En el partido de ida, en el Vicente Calderón, realizó un agarrón dentro del área a Raúl García, en una acción en la que el balón se encontraba fuera del alcance del por entonces jugador rojiblanco. Penalti y gol transformado por el navarro. En el partido de vuelta en el Santiago Bernabéu, un fallo clamoroso en la entrega de un balón provocó una contra de Griezmann que se encargó de definir Fernando Torres para dejar en un imposible la remontada blanca.
El año pasado, también tuvo otro precedente en un partido clave. En el Sánchez Pizjuán, cometió otro penalti sobre Aleix Vidal cuando estaba encerrado cerca de la línea de fondo que supuso el 1-2 del Sevilla y lo que a partir de ese momento fue un sufrimiento para los blancos. Carlo Ancelotti, siempre comedido, no pudo evitar un claro gesto de desaprobación.
En definitiva, estos ejemplos dan una idea de lo determinantes que pueden llegar a ser los apagones del central, un rasgo que a veces le aleja de su mejor nivel, ése que le deja como uno de los tres mejores centrales del mundo. Ayer, solo Keylor Navas evitó que ello penalizase a su equipo.