
Luis Enrique sorprendió el pasado sábado dejando en el banquillo del Vicente Calderón a Leo Messi. No es que sorprendiera por su estado de forma (Messi no se entrenó después de un largo tour con Argentina por Norteamérica), sino porque la última vez que el '10' se quedó en el banquillo (Anoeta, enero de 2015) el club atravesó una profunda crisis por la derrota y el mal rollo que se generó entre ambos. Esta vez, sin embargo, no fue así. La suplencia de 'La Pulga' fue fruto de un acuerdo entre ambos. Un 'pacto de la concordia' que acabó revelándose como la mejor solución posible. La estrella apenas jugó 30 minutos, pero fueron suficientes para revolucionar el ataque culé y acabar venciendo ante uno de los candidatos plantar cara a los grandes.
"Hoy he tenido la oportunidad de hablar con él. Para nosotros, Leo es importantísimo y su estado es clave para que pueda jugar cuantos más minutos mejor", comenzó a explicar en sala de prensa Luis Enrique.
"Pero también entendemos -continuó- que viene de viaje y es mejor para nosotros que no arriesgue, con la intención de salir si lo necesitábamos al final y sea decisivo como lo ha sido hoy y lo es siempre", añadió el técnico dejando claro que la suplencia de Messi, al contrario de la que aquel día, fue pactada y aceptada (parece) por un Leo Messi más calmado en su relación con 'Lucho' después de un magnífico final de temporada el curso pasado.
En todo caso, quedaría por ver qué habría sucedido si Messi se hubiera negado a ser suplente. ¿Habría mantenido Luis Enrique la suplencia o le habría hecho caso y habría jugado? ¿Habría ganado el partido el Barça o habría tenido problemas para superar a los rojiblancos?
Fútbol-ficción que no preocupa al técnico, toda vez que se ha demostrado que, a demás de mantener buen rollo con su estrella, tiene recursos suficientes para cubrir su baja de forma temporal ante uno de los 'gallitos' de la Liga.
Neymar y Luis Suárez mantuvieron el nivel en el ataque acompañados de un Rafinha más centrocampista que delantero, pero igualmente efectivo en el rol de aguantar el ritmo del enemigo.
Sólo la lesión de Vermaelen y algún error puntual (como la falta de marcaje que dio lugar al 1-0 de Torres) asustaron a un Barça tocado por otras ausencias (Bravo, Piqué, Alves...), pero eficaz ante el mal arranque de Liga que parecía depararle el calendario.