
La semana pasada Jordi Majó, precandidato a la presidencia del Barça, reveló como un intermediario ofreció a Sergio Ramos su lista como posible fichaje sorpresa con el que dar un impulso a sus opciones de asalto al palco del Camp Nou. Majó se negó a aceptar el juego del jugador (o del intermediario) y aireó la operación. Hoy, sin embargo, se ha sabido que no fue el único precandidato culé que ha tenido en los últimos días algún tipo de trato con el futbolista de campos. Joan Laporta también ha flirteado con Ramos, pero lo ha hecho motu proprio.
Al contrario que sucedió con Majó, Laporta sí que quiere usar a Ramos en su campaña. Es más, quiere que Ramos sea su fichaje estrella, el bombazo con el que reventar los comicio, arrancar su retorno al equipo y, de paso, dar un golpe directo al eterno enemigo. Un movimiento que hoy ha desmentido en la presentación de su proyecto. "Yo no tengo nada que ver con Sergio Ramos", ha dicho.
Hoy algunas informaciones apuntan, sin embargo, a lo contrario, apuntan a que fue Albert Luque, ex jugador de Deportivo de la Coruña o Mallorca cercano a la candidatura de Laporta, el encargado de iniciar esos contactos. Fuentes cercanas al ex presidente confirman a EcoDiario.es que esos contactos existieron, al igual que confirman que la respuesta fue negativa. Ramos no se quiere ir al Barça. No quiere jugar en España en ningún otro club que no sea el Real Madrid. Su única alternativa es, a día de hoy, marcharse al extranjero.
Además, en caso de que sí que quisiera irse al Barça, el Real Madrid no le dejaría libre, esto es, se remitiría a la cláusula de rescisión (como está haciendo con el Manchester United). En tal caso, Ramos costaría 200 millones de euros más impuestos.
En Barcelona no se descarta que Laporta quiera repetir con el defensa una jugada similar a la que le abrió las puertas del club en 2003, cuando aseguró tener cerrado a Beckham. El Real Madrid era el club que, en verdad, tenía atado al jugador, pero el futbolista y su entorno dejaron alimentar la información para que Laporta creciera en intención de voto y acabara venciendo los comicios. Días después se confirmó el fichaje de Beckham por los blancos. Con Ramos podría suceder algo parecido, pero en esta ocasión con destino Inglaterra.