Uno de los protagonistas de la final de la Liga de Campeones fue Xavi Hernández, el mediocampista de Terrassa que se despedía en el encuentro de Berlín del equipo de toda su vida, el FC Barcelona.
Poco después de anunciar su marcha a final de curso, tras una vida dedicada en cuerpo y alma a los colores azulgranas, Xavi se propuso ganarlo todo en su despedida. Había dejado de ser titular, pero eso no le quitaba importancia en la escuadra culé.
El capitán contribuyó a los éxitos en la Liga y la Copa, y finalmente apareció en el último cuarto de hora de la final europea para conquistar su cuarta Champions, todas ellas a lo largo de la última década.
Se va uno de los más históricos del fútbol español, clave en los mejores años del Barcelona y en los éxitos de la selección nacional, con la consecución de las dos Eurocopas y el Mundial de Sudáfrica como estandarte. Dice adiós un hombre sin el que no se entenderían los últimos años del balompié nacional. Y lo hace en lo más alto. Levantando la Champions en el firmamento continental.
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