Carlo Ancelotti vuelve a Turín, un lugar en el que estuvo dos años de su vida como entrenador. Allí solo consiguió la Intertoto, y de paso una serie de desencuentros que acabaron con su marcha y un reguero de malos recuerdos que desgranó en su libro 'Mi árbol de Navidad'.
"La Juventus es un equipo que nunca amé y que probablemente nunca amaré. Fue un nuevo ecosistema para mí y nunca estuve cómodo", recoge Ancelotti, que tras pasar por el Parma llegaba a su primer desafío de entidad como entrenador. Su pasado le hacía muy complicada la existencia en Turín, donde llegó a tener problemas con los ultras.
"Jugué en los años ochenta con el Roma y nuestro rival era la Juve. Cuando milité en el Milán, nuestro enemigo principal fue la Juve. Luego entrené al Parma y nuestro rival por el Scudetto fue la Juve... Sólo me podían ver como un enemigo. Y punto. Es algo que no podía cambiar y que no cambió", dice el técnico, al que a su llegada a la ciudad comprobó como en la Piazza Crimea pintaron con spray el lema 'Un cerdo no puede entrenar'.
Al margen de lo deportivo, Ancelotti también deja claro que nunca se sintió bien en Turín, donde creía estar fuera de sitio: "Nunca me gustó Turín. Demasiado glamourosa, un par de galaxias más allá de mi estilo de vida. Apartaos, niños pijos, llega el gordo con sus tortellini?".
Por todos estos antecedentes, Ancelotti describe su paso por la Juventus como "una historia de amor que nunca empezó". Como botón de muestra, su despido días después de haber sido respaldado por la directiva.
"Cuando tomaron la decisión de deshacerse de mí, no tuvieron el valor de decírmelo. Me enteré por los periodistas deportivos de Turín. 'Eres hombre muerto, el próximo entrenador es Lippi', me insistían. No me lo podía creer, me acababan de renovar", recuerda Ancelotti.
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Blindaje para el Madrid
