
Neymar Junior se convirtió anoche en el protagonista del duelo que el Barça ganó 2-0 al PSG y con el que se clasificó para semifinales de la Champions League. El brasileño hizo los dos goles y ambos los anotó desde la posición donde se siente más cómodo, la de delantero centro con libertad de movimientos.
El primero llegó después de un jugadón de Iniesta. El '11' rompió la defensa en una perfecta diagonal derecha-centro con la que sorprendió a David Luiz, regateó a Sirigu y marcó a puerta vacía. Fue el primero de sus tantos. El segundo llegó de cabeza tras un impecable remate desde el punto de penalti a centro de Dani Alves.
Más allá de la debilidad defensiva de los franceses, el crack demostró que eso de jugar como una suerte de falso ariete le sienta muy bien. Así desplegó su fútbol en el Santos y explotó en la selección brasileña.
El problema es que en el Barça esa forma de jugar es complicada porque Messi y Suárez le tapan esta opción. El primero se ha reconvertido en extremo derecho, pero gusta de sorprender desde el centro con diagonales similares a las que ayer desplegó su compañero.
Suárez se ha convertido en un depredador del área culé que ocupa todo el frente central del ataque. Anoche, sin embargo, no sucedió así. Suárez se dedicó más a atraer la atención de los centrales sin tocar tanta bola y Messi y Neymar, a lanzarse sobre el área tras partir desde supuestas posiciones de extremos.
Con esta pinza el Barça dominó, aunque el que más definió fue un Neymar que se permitió el lujo de soltarse por momentos como '9' y, desde ahí, golear a un rival que sólo pudo sufrir sus movimientos y sus tantos.