El Oporto - Bayern de Múnich (3-1) puede convertirse en el epitafio de Pep Guardiola con el conjunto bávaro. Un epitafio que empezó a escribir Xabi Alonso. El de Tolosa completó uno de sus peores partidos desde que fichó por el vigente campeón de la Bundesliga y provocó la visible desesperación de Pep Guardiola.
Su pérdida de balón en el minuto 2 propició el penalti con el que Quaresma inauguró la goleada. La pelota le llegó franca y Xabi, lejos de soltarla rápido ante la presión de Jackson, tardó algo más de la cuenta en patear el esférico.
El colombiano (con posible falta incluida, por cierto) se tiró al piso y le robó 'la cartera'. Luego se quedó sólo delante de Neuer para forzar un penalti dudoso ante el que Velasco Carvallo le perdonó la roja. Poco importaba. Quaresma aprovechó el regalo y marcó desde los 11 metros.
Había comenzado el recital de fallos del Bayern de Múnich. Xabi había sido el encargado de dar el pistoletazo de salida. fue así como llegaron otros fallos. Dante regaló el 2-0 a Quaresma. Guardiola no se lo creía.
Tampoco daba crédito Beckenbauer. "Si me dices que viene de Islandia o el Polo Norte, entiendo que siga con las botas de esquí, pero solo tenía que parar el balón", cargó el 'Kaiser'. Más tarde, Boateng, en otro mal despeje, le puso a Jackson el balón del 3-1.
Se confirmaba una debacle en la que Xabi tuvo mucho que ver. No fue su noche. Con los mediocampistas bávaros jugando en un plano demasiado estático, el ex del Real Madrid no encontró las vías con las que dinamizar el juego alemán.
La mayoría de sus 60 pases acertados fueron desplazamientos horizontales sin demasiada profundidad. Llegado al minuto 74, Guardiola le retiró del terreno de juego para dar entrada a Badstuber y cerrar, así, una noche no muy afortunada para el '3' del Bayern de Múnich.
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El adiós de Pep