
Fue uno de los protagonistas negativos del Clásico entre Barcelona y Real Madrid. Gareth Bale volvió a naufragar, y esta vez fue en un partido de entidad. Contra los de Luis Enrique, el futbolista galés fue un fantasma sobre el campo. Dio mucho menos de lo que se espera de un futbolista que mostró un gran nivel en el Tottenham y que llegó por casi 100 millones de euros.
El '11' vivió un partido de contrastes en el Camp Nou. Se le pidió más sacrificio, y lo cierto es que los datos hablan de un Bale más comprometido en defensa. El mapa de calor del galés describe tanto movimiento en campo propio como en campo rival, y sus números en recuperaciones fueron notables, con cinco, las mismas que Kroos y Marcelo. Solo Luka Modric (ocho) y Sergio Ramos (siete) robaron más balones que él.
En paralelo a esta mejor labor defensiva, se le vio especialmente desconectado del resto del equipo en todo lo referente al ataque. Lo preocupante es que no es la primera vez, sino parte de una tendencia que se ha demostrado a lo largo de las semanas. Fue el jugador de campo titular con menos contacto con el balón (solo 28 pases, cinco menos que Iker Casillas), con un 68% de acierto en el pase y su situación fue de aislamiento en la banda derecha.
No pudo salir de las emboscadas blaugranas con regates (erró los tres intentos) y ante el único recurso de correr hasta la línea de fondo desechó otras alternativas, como la ocasión que marró por continuar corriendo en lugar de asistir a un Cristiano que se encontraba desmarcado al palo largo. La incapacidad de usar la pierna derecha le obligó a ello. Uno de los problemas de usarle a banda cambiada.
Así, no puso ni un centro al área, remató una sola vez (el rechace en un saque de esquina que falló con la derecha), no provocó ninguna falta y perdió 10 balones (cifra eso sí, inferior a la de Benzema y Cristiano, con 16 y 19).
La pérdida de relevancia de Bale cuando el equipo tiene la pelota se ilustra con un ejemplo de anoche: la banda derecha fue la zona que menos usó el Real Madrid durante el partido, en claro desequilibrio con la banda contraria. Mientras que el juego desplegado por la derecha fue tan solo el 29,3%, en el lado opuesto se cifró en un 41,1%. Por el centro se circuló prácticamente un poco más: 29,6%.
Correcto en defensa, muy gris de la divisoria en adelante, Bale dio más argumentos a sus detractores. Se le identifica como el hombre de las grandes citas (acuérdense de los goles en las finales de Copa y Champions), pero los datos en Liga llevan el mito a la tierra: aún no ha marcado en ninguno de los grandes campos de la competición nacional. Ni en el Camp Nou, ni en el Vicente Calderón, ni en Mestalla, ni en el Sánchez Pizjuán ni en San Mamés. Bale sigue cargándose de irrelevancia.