
El Real Madrid atraviesa su momento más crítico de la temporada. Lleva ya varias semanas sin encontrar su mejor fútbol y el técnico, Carlo Ancelotti, se encuentra cada vez con mayores dificultades. Y por si esto fuera poco, sus soluciones no encuentran acomodo en el equipo.
Tras la lesión de Luka Modric, el equipo blanco sufrió un importante problema. Se creó descompensación en el centro del campo, y ninguno de los efectivos disponibles convencían a Ancelotti.
Durante un tiempo, el equipo funcionó bien con Isco más retrasado y James acompañando a la BBC en posiciones ofensivas. Pero el colombiano también se lesionó. Ahí llegaron los verdaderos inconvenientes.
Las dos alternativas no han tenido verdadera posibilidad de despuntar. Khedira, con la mente más ocupada en asuntos extradeportivos y en su futuro, apenas ha tenido continuidad. E Illarramendi está relegado al ostracismo desde su flojo papel en la Champions ante el Dortmund del año pasado.
Entonces, Carlo Ancelotti se inventó una solución. Adelantó el fichaje de un Lucas Silva que estaba apalabrado para el próximo verano. Y le ha dado numerosas oportunidades, consolidándole como titular en la mayoría de los partidos del último mes.
Pero el brasileño no está respondiendo. Su función se limita a no complicarse. A dar el pase más sencillo y a intentar no meterse en problemas. Y ni aún así funciona.
Sólo hay que echar un vistazo a sus números. Lucas Silva empeora a Illarramendi en todas las estadísticas. Tanto en la de acierto en el pase (90% por el 92% del de Mutriku), en recuperaciones de balón (uno por cada 15 minutos, mientras Illarra roba uno cada 12), e incluso en número total de pases (un tercio menos que su compañero de posición).
Así las cosas, todo parece indicar que cuando vuelva alguno de los lesionados, bien sea Modric o James, Lucas Silva desaparecerá también de las alineaciones. Sin embargo, la plantilla del Real Madrid se ha desvelado como excesivamente corta, y si encima las soluciones de Ancelotti no funcionan, el futuro se antoja complicado.