Fútbol

La terapia de vestuario en el Real Madrid para calmar el enfado de Jesé

Ancelotti mira a Jesé en una rueda de prensa. Imagen: Reuters

El pasado domingo el banquillo del Real Madrid vivió una escena de tensión pese a la victoria ante el Elche por 0-2. Cuando el partido estaba a punto de concluir, Carlo Ancelotti pidió a Jesé que saltara al campo. El canario se enfadó. Entendía que era una falta de respeto. Así lo manifestó airadamente ante Fernando Hierro (asistente del italiano) y el resto de sus compañeros. El '20' sólo jugó medio minuto y se marchó al vestuario con cara de muy pocos amigos. Fue ahí, en el vestuario, donde el resto de sus compañeros calmaron sus ánimos.

En el propio Martínez Valero los pesos pesados del equipo blanco le comunicaron que entendían su malestar. Benzema o el mismo Hierro, como se ha desvelado recientemente, salieron al quite. Pero no fueron los únicos. Otros jugadores clave le rogaron que no lo manifestara en público y que, por pura disciplina de grupo y respeto hacia Ancelotti, entendiera que debía mostrarse menos vehemente ante una decisión de su jefe.

El precedente de Arbeloa y Chicharito durante el derbi del Calderón es un buen ejemplo de esta actitud que querían trasladarle. El defensa debatió con Paul Clement sobre la entrada del mexicano cuando el tiempo estaba ya cumplido y el 4-0 brillaba en el electrónico colchonero. Su tono, aun de crítica, fue más sereno que el de Jesé.

Razones y promesas de Ancelotti

Ancelotti italiano justificó en sala de prensa el cambio tardío de Jesé. "Queríamos perder tiempo" dijo. El problema es que entre el momento en el que iba a saltar Jesé y el que paró el partido pasaron casi cinco minutos. En lugar de aparecer en el 88' tuvo que hacerlo en el 93'.

Jesé, según ha podido saber EcoDiario.es, se calmó cuando escuchó los consejos de sus compañeros y las explicaciones de Ancelotti.

Hoy varios medios de comunicación deportivos de Madrid apuntan a que el italiano le relajó comunicándole que en el futuro jugaría más minutos. Que era una decisión ya tomada de antes.

Que ahora llegarían las rotaciones y que en ellas, él, Jesé, sería importante. Fue así como el canterano salió calmado del feudo ilicitano. Cuando el club volvió a los entrenamientos todo quedó olvidado.

Jesé volvió a su versión más simpática sin un solo recordatorio a lo que fue el enfado aislado en una buena tarde madridista.

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