
Luis Enrique tiene un enemigo oculto. Oculto no porque se esconda, sino porque nadie sabe que es enemigo. Pero Luis Enrique sí lo ve como tal. Y así reacciona ante él. Nos referimos a la prensa. A los periodistas. A los medios de comunicación. El entrenador ha desarrollado en los últimos tiempos un carácter cada vez más ácido frente a los periodistas hasta alcanzar un tono serio y en ocasiones cortante. Ayer, en la comparecencia previa al duelo frente al Manchester City, el asturiano sacó su lado más histriónico, con respuestas directas que interpelaban con demasiada seriedad a los redactores y que, por momentos, supusieron un conato de enfrentamiento entre el preparador y los redactores.
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"Todo lo que rodea a mi cargo claramente malintencionado no me interesa y no lo voy a comentar", zanjó con mucha seriedad cuando un periodista le preguntó por su relación con el vestuario. Otro volvió a la carga para preguntarle por qué no había hablado con los jugadores tras la derrota ante el Málaga.
"Muy simpática la pregunta. En la línea de siempre. No voy a hablar nada que no esté relacionado meramente con el fútbol. Analizo y hablo con mis jugadores todo lo que debo analizar. En eso puede estar tranquilo el aficionado del Barça", añadió.
No es la primera vez que se ve a Luis Enrique con una actitud defensiva. De hecho, sin ir más lejos, en la previa del duelo ante el Málaga, cuando el equipo aún no había perdido, el entrenador se mostró también distante con los periodistas, aunque, eso sí, en aquella ocasión, siempre con una sonrisa en la boca.
"¿No me irás a hacer la cuarta pregunta sobre Messi?", interpeló a un periodista cuando éste iniciaba su intervención. Al ver que el redactor, efectivamente, le iba a preguntar por Messi, Luis Enrique volvió a la carga "Ahórratelo, chico, sé inteligente", le comentó entre risas que denotaban desagrado por la pregunta.
Son sólo dos ejemplos de cómo el entrenador no mantiene un buen trato con la prensa sin que el roce sea especialmente frecuente, esto es, 'Lucho' sólo comparece ante los medios en sala de prensa. Él (como lo hicieron Guardiola o Tata Martino) no concede entrevistas.
Pese a ello, desde el día de su presentación, su actitud siempre ha sido defensiva. Forma parte de su herencia como futbolista. El Luis Enrique jugador jamás tuvo un buen trato con los redactores de los dos grandes equipos en los que jugó.
Esa actitud independiente y poco cercana a los medios le ha servido para ganarse más de un enemigo en las redacciones. Hoy, como entrenador, esas viejas rencillas (y también las nuevas) emergen al más mínimo desgaste.
De ahí que, pese a ser un entrenador de la casa, esto es, idolatrado por la afición por su época como jugador blaugrana, más de un medio de comunicación ya haya cargado abiertamente contra el preparador posicionándose del lado de los jugadores que le critican en privado.
Esas filtraciones y la publicación de una sola versión del conflicto (la versión de la plantilla) no ha sentado nada bien al técnico y eso no hace más que tensar las relaciones entre unos y otros. Tensión que se retroalimenta y agiganta por los malos resultados y que, por ahora, no se sabe qué consecuencias tendrá en el futuro del entrenador.