
Antes de ser noticia por su 'dardo' a Cristiano Ronaldo, Toni Kroos fue uno de los protagonistas del partido de octavos ante el Schalke por su vuelta a Alemania después de su fichaje este pasado verano. En el Veltins Arena, el '8' tuvo un nuevo acompañante en el centro del campo, Lucas Silva. A pesar de ello, su situación no varió.
Con el compañero de perfil más defensivo (junto a Khedira) de los que ha tenido estos meses, Kroos siguió en su puesto de ancla. Lucas Silva se fue al flanco derecho, actuando como interior, y el alemán tuvo el mismo papel de siempre. De hecho, fue el futbolista con más kilómetros recorridos del equipo: 11,7.
Se presuponía que la llegada de Silva podría significar el avance de varios metros por parte de Kroos, pero no fue así. La intención de Ancelotti es hacer del teutón un pivote fijo, eso sí, con aptitudes de todocampista. Al igual que con Illarramendi, el estatus y rol de Kroos es imperturbable.
Sus números fueron buenos en compañía de Lucas Silva: 62 pases completados con éxito de un total de 67, un 93% solo superado por el 98% de Pepe y el 94% de Isco. Solo Marcelo (76), Varane (64) e Isco (63) combinaron más que él.
Lo único que queda por despachar es el asunto de su descanso. Ancelotti y el propio jugador han asegurado en las últimas semanas que no existe ese cansancio del que se comenzó a hablar a finales de noviembre. Ha sido el primero en franquear la barrera de los 3.000 minutos (ya son 3.085 los que ha jugado) y la falta de efectivos no garantiza un refresco que tampoco tuvo lugar cuando la enfermería estaba vacía.
Así, al de Greifswald le toca seguir defendiendo el fuerte desde la zona de pivote. No importa quién llegue a la medular, esa zona está reservada casi en exclusiva para él. Ancelotti ha hecho de su determinación un imperativo que se cumple ya a rajatabla independientemente de las circunstancias.