
James Rodríguez está siendo una de las sorpresas agradables de esta temporada 2014/2015 para el Real Madrid. Después de llegar al club blanco con muchas dudas por su alto precio (entre 75 y 80 millones de euros) y su misión (sustituir a Di María), el colombiano está convenciendo con goles, asistencias y sobretodo mucho trabajo. Un esfuerzo que le obliga a 'olvidarse' del jugador que un día fue. Algo que volvió a rememorar con su selección.
Con Colombia, James Rodríguez se reencuentra con la libertad en el campo de la que no puede disfrutar en el Real Madrid. De mediapunta puro, con el combinado cafetero el '10' blanco juega como un verso suelto que se mueve con una libertad absoluta de movimientos. James aparece para asociarse con sus compañeros, amnistiado en tareas defensivas.
Él mismo lo confirmaba en este parón de selecciones. "En el Real Madrid juego más atrás. Aquí puedo juego jugar más de diez, más de punta. Tengo más libertad", aseguraba el colombiano, que no obstante se declaraba estar "abierto a todo". Gracias a esta postura ha podido rendir en condiciones óptimas en banda y en el mediocentro con Carlo Ancelotti.
Lo cierto es que en sus anteriores equipos James sí gozó de cierta libertad para desarrollar su faceta creativa, alternando con momentos en banda. André Villas-Boas, que le dirigió en el Oporto, fue claro hace unos meses al respecto: "Pienso que un jugador creativo como él tiene que tener libertad sobre el campo. En mi opinión, la posición de mediapunta es la mejor para James y es donde se siente más cómodo".
Contra Estados Unidos, fue uno de los mejores del equipo y ante Eslovenia brindó la asistencia a Adrián Ramos para cerrar el año con triunfo. Nada nuevo, tras lo visto en el Mundial de Brasil, donde destacó por su llegada desde segunda línea, y su último pase, además de por sus goles.
En definitiva, James ha tenido estos últimos días un 'déjà vu', recuperando sensaciones perdidas en su club en pos de un mayor sentido de equipo y esfuerzo individual y colectivo. De vuelta en Madrid, con la visita al aguerrido Eibar, regresa de nuevo a la rutina que, a pesar de desentonar con lo hecho anteriormente, le ha hecho ganarse para su causa al Santiago Bernabéu.