
Andoni Zubizarreta, director deportivo del Barça, desatendió los consejos de los médicos del club en el fichaje de Thomas Vermaelen. Los galenos recomendaron al mandatario que el jugador se operase antes de llevar a cabo el traspaso. Zubizarreta, sin embargo, rechazó esta opción y firmó al futbolista apostando por un tratamiento conservador que, hoy, tres meses después de aquella postura, mantiene al belga alejado de los terrenos de juego.
Según la cadena TV3, los servicios médicos del club analizaron con especial detalle el estado físico del futbolista el día que pasó reconocimiento médico con el club.
El objetivo era detectar anomalías en su rendimiento. Vermaelen se lesionó con su selección en el Mundial de Brasil cerrando, así, un curso complicado en el que también había tenido varios problemas físicos con el Arsenal.
Por ello, las órdenes eran vigilar especialmente cualquier defecto que desaconsejara el traspaso. Y lo encontraron. La elongación de su muslo derecho que sufrió en Brasil no iba a mejor. Había que pasar por el quirófano, esto es, probar por la vía más directa, más segura, pero también más arriesgada en cuanto a los plazos de recuperación.
Vermaelen, sobre el papel, tardaría más en volver a los terrenos de juego, aunque lo haría en mejores condiciones. Zubizarreta se negó quizá motivado por las críticas de que el central que tanto tiempo venía buscando tardase más tiempo en debutar del normal.
El tratamiento conservador, es decir, sin quirófano, dejaba abierta la opción de que debutase a finales de septiembre.
Finalmente se optó por esta solución. Vermaelen logró el alta médica justo para septiembre, pero, paradojas del fútbol, aún no ha jugado ni un minuto. Sólo ha disputado algunos sueltos en un amistoso con el Barça B. El jugador sigue haciendo trabajo específico y no se sabe cuándo retornará, aunque se especula con la opción de que lo haga en Copa del Rey y ante el Huesca.