El Real Madrid-Barcelona fue un cúmulo de buenas noticias para el equipo blanco. Toni Kroos fue una de ellas. El jugador alemán, frente a un rival de enjundia, pasó una prueba final con aprobado, incluso notable. A pesar de estar en proceso de reconversión, pasó sin problemas un test que, a priori, no parecía fácil.
Y eso que el principio no fue fácil. En los primeros compases del encuentro, Messi se colocó emparejado con él, y tuvo algún que otro problema para contener los ataques del Barcelona. Pero, poco a poco, y también ayudado por el empuje del Real Madrid y su superioridad en la segunda parte, se rehízo y gobernó su zona sin oposición. Fue de menos a más.
Junto a Modric, James Rodríguez e Isco, Kroos formó un centro del campo que fue la punta de lanza de un equipo que experimentó un nuevo estilo que se está perfilando en las últimas semanas. Más toque, mismo sacrificio, y menor recurrencia al contraataque.
Más variantes y más calidad técnica. En este aspecto, a pesar de ser el jugador más retrasado de la medular, su bagaje anterior en posiciones más adelantadas y su paso en un conjunto (el Bayern) de mucho gusto por las combinaciones han contribuido a este nuevo panorama en el Real Madrid.
En esta nueva posición para él, Kroos aúna esfuerzos y peso en el juego del equipo. Es el futbolista (junto a Marcelo) con más robos del equipo, con 54, algo que habla de su trabajo en las recuperaciones. Por encima de su compañero habitual de fatigas, Modric (con 43) y otros eventuales como James e Isco (40 y 30), prevalece su dato.
Pero el esfuerzo del alemán en el plano deportivo no ha implicado un abandono en la faceta de la creación. Suma cinco asistencias en Liga BBVA, lo que le convierte en el máximo asistente del equipo, y presenta el mayor número de pases, 633.
Un conjunto de factores que evidencian que la transformación de Kroos va siguiendo el guión previsto por Ancelotti. Mala noticia para Khedira e Illarramendi, pero una perfecta noticia para el Real Madrid.
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