El FC Barcelona está asistiendo a un proceso que, hace sólo un par de años, era impensable. Porque hace sólo dos temporadas, Sergio Busquets era uno de los insustituibles del equipo blaugrana. Eso ya no sucede. 'Busi' tiene recambio y, para colmo de la sorpresa, se trata de un hombre que estaba camino de ser desahuciado hace sólo unos meses. Javier Mascherano está triunfando de nuevo en el Camp Nou ejerciendo de pivote defensivo.
De hecho, en el clásico, el argentino podría suplir al propio Busquets (aquejado de problemas físicos) o jugar de inicio con él en un infrecuente doble pivote para los culés. Sea como sea, adopte Luis Enrique la fórmula que adopte para acudir al Bernabéu, lo cierto es que el '14' es uno de los pocos intocables del equipo para él.
Lucho le convenció de que se quedara y renovara en la primavera de este año. Le dijo que podía rendir a un gran nivel y que sacaría de él su mejor rendimiento. El 'jefecito' aceptó, renovó y ahora triunfa gracias a aquella inyección de moral.
Aquella charla fue, según él mismo confiesa, importante para crecerse en la Selección Argentina, donde, junto con Messi y Di María, fue lo más destacado de la subcampeona del mundo. Ayer, contra el Ajax, los guarismos del Mascherano dejaron entrever su buen momento de forma.
El argentino fue el mediocampistas que más pases dio (63). Recuperó 13 balones y sólo perdió cinco. En este sentido, en lo que llevamos de Champions, suma la friolera de 23 balones recuperados y sólo se ha dejado 7 por el camino.
En Liga la proporción se eleva a 20 balones perdidos y 46 recuperados. Así pues, el sudamericano aúna con éxito defensa y creación sin que apenas recaiga en los errores del pasado. Toda una reconversión que, por ahora, se anota en el haber de Luis Enrique. El milagro de su vuelta al máximo nivel es, en parte, responsabilidad suya.
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