Gareth Bale vive un año diferente en el Real Madrid. En su segunda temporada en el equipo blanco, ha podido gozar de la preparación que tanto le faltó en su primer curso como madridista. Las expectativas eran buenas, brilló en la pretemporada y se perfilaba como una alternativa de liderazgo en caso de que Cristiano necesitase descanso.
Los números del galés no son malos. Es el jugador que más minutos ha disfrutado en todas las competiciones (867 minutos entre Supercopa de Europa, Supercopa de España, Liga y Champions), y ha anotado cinco goles y ha aportado tres asistencias. En total, ha participado en ocho de los 26 tantos del equipo en todas las competiciones oficiales.
Sin embargo, en los últimos partidos se ha advertido un paso atrás del jugador de Cardiff en lo que se refiere a la participación y la asociación. El '11' del Real Madrid está ofreciendo varios partidos grises. Desde que el equipo blanco ha remontado el vuelo, se ha apagado la llama de Bale. Jugadores como Cristiano, Illarramendi, Isco o Modric han sido determinantes. Incluso James también ha ofrecido destellos.
A raíz del cambio de esquema (que sin embargo no se usó en El Madrigal ante el Villarreal) a un 4-4-2, Bale parece no encontrar su sitio. Como delantero centro (por ejemplo, ante el Elche), quedó eclipsado por Cristiano. Cuando, estando Benzema en el campo, tiene que ocupar la banda en el 4-4-2, se encuentra demasiado lejos de la circulación de balón, y sus acciones aisladas en banda no son incisivas.
Todo esto viene, a la par, con una aportación goleadora suficiente: ha metido cuatro goles en cuatro partidos. Paradójicamente, manteniendo su nivel goleador ha perdido presencia en el césped. Su esfuerzo defensivo, junto al de sus compañeros en ataque, también está en entredicho.
Este conjunto de factores hace de Bale el futbolista con el rendimiento más discutible en el contexto de mejoría de muchos miembros de la plantilla. Sigue aportando goles, pero su desaparición en determinados aspectos deja sobre el galés la sombra de la sospecha.
Entidades
4-4-2 o mermar a Bale