
Uno de los principales beneficiados de la goleada del Real Madrid al Basilea fue James Rodríguez. Frente al equipo suizo, el '10' blanco ofreció su mejor versión en su aún corta estancia en la capital. Anotó un tanto, estuvo muy activo en ataque y junto a Toni Kroos y Luka Modric formó un mediocentro solvente que mejoró la circulación de balón y las conexiones con el trío de ataque.
Pero el partido de James no fue bueno solo en ese aspecto. Un dato habla por sí solo: el colombiano fue el segundo jugador del Real Madrid que más distancia recorrió: 11,283 kilómetros. Solo Toni Kroos corrió más que él, con 11,411. Esta distancia ilustra el cambio del cafetero en el partido de Champions y su mayor sacrificio en tareas defensivas.
Al igual que sucede con el resto del equipo, esta mejora ha de cogerse con pinzas y deberá refrendarse ante rivales de mayor enjundia. No obstante, estos síntomas de progreso le dan una tregua a James, cuestionado desde su llegada, y de paso suponen el paso atrás de tres jugadores que se postulaban para entrar en la medular: Isco, Khedira e Illarramendi.
Isco vive sensaciones contradictorias en estos momentos. Tras brillar con España y prometérselas muy felices con la revolución que se intuyó erróneamente a Carlo Ancelotti, la realidad una semana después es totalmente diferente: sigue relegado a su papel de suplente. Contra el Basilea no jugó ni un solo minuto y observó desde el banquillo la goleada blanca; ante el Atlético, disputó los últimos 18 minutos, sin suerte. Que James mejore e interiorice poco a poco lo que pide Ancelotti puede restarle minutos con los que contaba de antemano.
Khedira se recupera de su lesión en la rodilla, pero tiene ante sí un panorama difícil. Tendrá que ponerse rápidamente al ritmo de sus compañeros y en teoría su puesto seguirá ocupado por Kroos. Es otro de los perjudicados por la continuidad que ha defendido Ancelotti.
El último de los damnificados de este posible cambio de tendencia es Asier Illarramendi, sospechoso habitual de Ancelotti. El italiano le dio los primeros 16 minutos de lo que va de temporada al de Mutriku, que cava vez tiene más complicado jugar en el Real Madrid. Cuando Khedira se recupere, será aún más difícil, y el poco tiempo que le queda para convencer a su entrenador se va agotando.