
La salida de Di María del Real Madrid está provocando una cascada de revelaciones acerca de su marcha del equipo merengue. Un adiós trastabillado, lleno de roces y cruces de intereses que ha acabado con el jugador cargando contra el club y el club harto de las provocaciones del jugador. Un rosario de desencuentros en el que fue clave el fichaje de James Rodríguez por los blancos. Su incorporación y el sueldo del futbolista colombiano terminaron de colmar la paciencia de Di María y de romper cualquier atisbo de acuerdo con el Real Madrid.
Al 'Fideo' no le gustó nada ver como los mismos directivos que le habían negado un sueldo de ocho millones de euros netos por temporada tras ser el MVP de la final de Champions y de ser el mejor de Argentina en el Mundial le habían 'regalado' cinco millones de euros netos por campaña a un jugador 'novato' cuyo único mérito fue brillar en dos encuentros en Brasil.
Un muy buen contrato, el de James, que en verdad sólo bajaba un millón con respecto al que el club ofreció a Di María. El Real Madrid ofreció una renovación de seis millones al 'Fideo' antes de que comenzara el Mundial.
Así pues, ante esa apuesta potente del Real Madrid por el colombiano, la reacción de Di María fue la de indignarse con los blancos y dar órdenes a sus agentes para que no hubiera marcha atrás en torno a su salida. Quería marcharse sí o sí porque le habían faltado el respeto por enésima vez y en esta ocasión no habría una segunda oportunidad.
La postura del Real Madrid
Ante esta versión de los hechos, desde el Real Madrid se señala a Di María como máximo culpable de esta concatenación de acontecimientos. Y es que James fichó por los blancos no tanto por su buen rendimiento en el Mundial (que también), sino porque desde el Bernabéu se daba por segura e inmediata la salida del argentino cuando se fichó al colombiano.
El agente del jugador ya había rechazado por aquel entonces la oferta de renovación y había trasladado al Real Madrid que su marcha al PSG iba a ser inminente. El Real Madrid no quería quedarse en blanco por la marcha de Di María y decidió dar un paso al frente, fichar a James y evitar perder al que entendían era su mejor recambio.
De hecho, el club aceptó pagar cinco millones limpios a James en parte porque tenía miedo de que el hueco dejado por Di María invitase al agente de James a pedir más dinero por él.
Sin embargo, y para sorpresa del Real Madrid, el PSG se retiró de la puja por Di María dejando al argentino sin muchas opciones de salida. Sólo el United parecía dispuesto a pagarle lo que él quería.
Ante esta alternativa, el Real Madrid tenía claro que no iba a forzar la despedida del argentino. Si llegaba una buena oferta le venderían, si no, lo mantendrían en la plantilla como uno más aunque, eso sí, sin ofrecerle ninguna propuesta de renovación más.
Finalmente el Manchester United llegó a un acuerdo con el jugador y abonó el dinero que en Concha Espina pedían por él: 75 millones de euros más variables.