
Desde que aterrizó en el Real Madrid Fabio Coentrao nunca ha sido un jugador indiferente. Tanto para la bueno como para lo malo, el portugués siempre ha estado en boca de la afición. Y, afortunadamente para él, lo que empezó como un cuestionamiento constante sobre su rendimiento, ahora se ha convertido en una titularidad casi indiscutible.
Después de una temporada de escándalo, un Mundial de Sudáfrica muy destacado y otra gran temporada, Coentrao recaló en Chamartín en el verano de 2011 para ponerse a las órdenes de Jose Mourinho.
Pronto se vio que el juego del lateral izquierdo no era el deseado por la afición ni por el entrenador. Pese a ello, Mourinho siguió confiando en él y repartiendo sus minutos con Marcelo, el otro carrilero zurdo del equipo. Si en la primera campaña de Coentrao como jugador blanco, la titularidad recayó del lado del brasileño, en la siguiente, la última de Mourinho en el club, la lesión de éste llevó al portugués a la titularidad, pese a que él volaban las críticas por su baja entrega en defensa o errores en la zaga como el cometido ante el Bayern en las semifinales de la Champions de 2012 en la ida, disputada en Munich.
Coentrao también recibió críticas por cuestiones extradeportivas, como la fotografía en la que se le descubrió fumando a un cigarrillo mientras acudía a una fiesta. Un hecho éste que le costó una mala reputación entre la afición.
Cuando Ancelotti llegó el verano pasado, Coentrao ya tenía pie y medio fuera del equipo. El Madrid buscaba desesperadamente un destino para el jugador y hasta el último minuto del mercado de fichajes se barruntó alguna que otra operación. Pero el luso finalmente se quedó y el técnico italiano decidió darle una oportunidad.
Y la oportunidad funcionó. Porque al igual que sucedió la pasada temporada con Di María, Ancelotti supo dar confianza al portugués, que se empezó a mostrar muy solvente en defensa y participativo en el ataque. Una solidez muy lejana a lo que había mostrado en las dos temporadas anteriores.
El punto máximo de esta mejoría en su rendimiento fue su gran eliminatoria de Champions ante el Bayern de Guardiola y la titularidad en la final de la misma disputada en Lisboa. Un premio de Ancelotti para un Coentrao redimido para la causa futbolística.
De momento, y tras no poder apenas jugar minutos en el Mundial de Brasil por lesión, el portugués ha vuelto con ganas de seguir reivindicándose, como demostró ayer en la Supercopa ante el Sevilla, partido en el que estuvo a un nivel muy similar al del último tramo de la temporada pasada. Un punto muy a su favor para partir como teórico titular por delante de un Marcelo más ofensivo, pero menos en forma ahora misma que su compañero.